Blas Jesús Muñoz. 37 cofradías de penitencia agrupadas, 13
de Gloria en el mismo estatus. Un nutrido número de pro-hermandades
que aguardan su momento. Corporaciones Penitenciarias con aplicaciones
letíficas... En su mayoría, casi todas tienen salida procesional, en un
buen número al que hay que sumar salidas extraordinarias por los más
variopintos motivos (que no siempre fundamentos). Y así pintamos el
calendario de colores procesionales en cada mes del año, prácticamente.
A ello hay que sumarle las imágenes de Santos, patronos y
demás que se van incorporando al gusto de la procesión, aunque haya que
pedir un paso prestado, contratar banda e invertir dinero y patrimonio
humano, cosa que no importa porque es una necesidad evangélica.
Con el número de cofradías existente ya hay de sobra. De
hecho, incluiríamos a las que están en proceso, pues el trabajo realizado merece siempre recompensa. Lo que comienza a parecer más fruto del
delirio que de la razón, es seguir aumentando la nómina de salidas porque
sí, porque hay que llenar las calles de incienso, cera, música y varas
doradas que, fuera de Semana Santa, todo es traje, cara al descubierto,
gomina y postureo del bueno.
Podemos sacar a San Lorenzo, a San Judas Tadeo, a San
Inocencio... y lejos de reafirmar la aceptación más allá de los adeptos,
no conseguiremos del que se halla enfrente reafirmarse en que sólo nos
gusta el patrico y darnos lustre. Y eso que no saben lo que cuesta una
banda o la flor en comparación con el esfuerzo de poner en una red
social que te lleven alimentos a tu casa de hermandad...