Blas Jesús Muñoz. Un acontecimiento "histórico"; una procesión
magna que, en principio (y solo en principio) no volverá a ver la
ciudad; un discurrir de devociones intensas; una horda de personas
dispuestas a ser parte del evento... Y la Patrona de la ciudad y las
cofradías, en un paso prestado.
Un gran paso, de eso
no cabe duda, pero la Virgen que acoge triplica en dimensiones a la que,
por unas horas, procesionará camino de la Catedral. Un gran paso que
pareciera volver a los orígenes fenicios de la civilización occidental y
en el trueque (pero esta vez sin contraprestación aparente) habría
encontrado la forma de tapar las vergüenzas de los adanes que no han
tenido tiempo de hacerle uno propio aun.
Antes
bien, el ocaso del pasado verano la veía procesionar sobre un lienzo de
trapos azules que hubo hasta a quien le pareció bien conjuntados (el
daltonismo está en el mundo y habita entre nosotros). Y tal fue el gusto
que le van a hacer otro, sin reconocer en público el error, por
supuesto.
Han tenido un año para avanzar los
trabajos del nuevo y, sin embargo, el año es tan fugaz como una de esas
estrellas a las que, antes de pedirles el deseo, ya han desaparecido de
la bóveda celeste. La Virgen de la Fuensanta, Patrona de la ciudad y sus
cofradías, en un evento que da la verdadera medida de Córdoba, sale con
un paso prestado. Midámonos a partir de esa premisa y nos irá mejor o,
al menos, de forma más consecuente.
@BlasjmPriego
Fuente Fotográfica
Recordatorio Enfoque: Juego de varas