Junio inició esta nueva etapa con los albores sacramentales del fin de la Pascua, la Semana Santa ya se recuerda como una neblina que se desvanece a medida que avanza el día. Ya tendremos que esperar a que en este desierto de actividad cofrade que se otea, sean las procesiones extraordinarias y de Gloria, las que resplandezcan como un oasis, de lo que es, y podría ser, si contara con el esfuerzo y el vuelco de las personas.
Yo ya como cofrade, y como estudiante, estoy disfrutando de las vacaciones que la inactividad y la carencia de obligaciones me permiten. Sin embargo, debido a una serie de compromisos de amistad estoy en la responsabilidad de trabajar en la sierra de Hornachuelos, sin más contacto con la civilización que el Wi-Fi (cuando le da por funcionar) del Cortijo, y 28 kilómetros de carretera de sierra que me unen con el pueblo más cercano. Esta circunstancia me supedita a vivir en soledad 17 de las 24 horas del día, sin más acompañamiento que el correr de los venados, por lo que es comprensible que llene tanto tiempo libre meditando y dándole vueltas a tantas cosas que han sucedido y sobre todo, de que podría yo escribirles estando tan lejos de la información.
Ante este dilema, leyendo uno de los artículos pretéritos de mi compañero y amigo Blas Jesús Muñoz, sobre una serie de incidencias en cierta Hermandad, pensé y no supe vaticinar, que serán de las Hermandades en ese incierto futuro que nos aguarda.
No me refiero a como estarán en número de hermanos o enseres, sino cuánto podrá desvirtuar el sentido, la identidad de una Cofradía los hombres y el paso del tiempo. Digo esto porque el artículo de Blas Jesús Muñoz, trataba sobre la actitud política de ciertos cofrades, y como algunas Hermandades son aprovechadas en beneficio propio por algunos, como si de un vulgar partido político fuera.
Las Hermandades se crearon, no principalmente para dar culto a las imágenes devocionales, sino para socorrer a los moribundos, mantener Hospitales y enfermerías, dar cristiano y digno entierro a los pobre… ¿Dónde está ese espíritu de caridad en una cofradía? ¿Si yo le preguntara a un cofrade, (o alguien que diga que es cofrade, que de estos hay muchos) cuáles son las 7 obras de misericordia, qué creen que me dirían?, ¿las sabrían? ¿Cómo es posible que ahora se funden Hermandades para poder sacar un misterio y un palio y no para realizar nuestros deberes de cristianos?
Ahora que estoy sólo, pienso continuamente en mis errores y en las soluciones que pueda usar para enmendarlas, por ello me ronda continuamente la parábola de los talentos (quizás porque los míos los desperdicio por mi pereza). Cuándo nos llegue el día de nuestro juicio y nos pregunte el Omnipotente, que ayuda ofrecimos, que caridad demostrábamos, para que usamos nuestro puesto dentro de las cofradía…
¿Qué diremos? ¿Qué nos conformamos con ir a misa algunos domingos y a la de regla de nuestra Cofradía? ¿De verdad creen que podremos salvarnos sólo por cumplir con esa obligación, que es la más prescindible del catecismo en comparación con la realización de las obras de caridad y misericordia? Pues os adelanto información, eso no basta. Y os pido, los que por su puesto o cargo puedan, no convirtáis las hermandades en peñas cofrades de postureo costaleril y trajes en marino. Eso, eso sí es causa de pecado, porque es quitarle la esencia, quitarle el alma y el sentido a los fines originarios, principales e indiscutibles de una cofradía. Es como quitarle el motor a un automóvil, es quedarse con el envoltorio.
Yo os pido que el día que estéis solos, aprovechéis ese silencio para pensar, ¿Qué puedo hacer yo para mejorar mi hermandad y agradar a mi Señor? ¿Estoy cumpliendo con las exigencias de su Santa Iglesia, o sólo me quedo en lo externo, en lo plástico y visual?
Ya lo hemos perdido todo, y lo que no, lo hemos tergiversado hasta deformarlo, ¿hasta qué punto vamos a degradar nuestras tradiciones para así quitarnos obligaciones de encima? Pensemos en el pasado y en el presente de varias tradiciones, pensemos que era mejor, si lo antiguo o lo nuevo. Pensemos en esas Cruces de Mayo, esos toros del antiguo coso de Ronda de Tejares, esa Semana Santa castiza del ayer, esas Glorias, esa Feria, ese Corpus, ese Río, esa Catedral, esa y esa y esa…
Antonio Maya Velázquez
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