Blas Jesús Muñoz. Las redes sociales, últimamente Twitter,
se han convertido en un medio oportuno para verter todo tipo de
opiniones. Desde actos netamente cotidianos hasta opiniones de profundo
calado, la libertad de expresión (más allá de las leyes de nuevo cuño)
parece no conocer su pro a limitación, que trasciende de la moral de
terceros.
El humor en las RR.SS. puede resultar sugerente,
estimulante, de mal gusto u ofensivo. Todo cabe -y si no que le
pregunten al célebre concejal de Ahora Madrid-. Y en este tejido
intrincado de chistes, las cofradías se han convertido en objeto de mofa
en más de una ocasión. Chanza que roza el escarnio o escarnio
directamente.
Cabe recordar como ejemplo, publicado hace unos meses en
Gente de Paz, el humillante (calificativo que a un servidor se le queda
corto) trato que recibía el Cristo de la Expiración de la Hermandad del
Museo, al cual le era sustituida la cabeza por la de un astado. Sin
olvidar otras estampas de difícil catalogación en fiestas que ensalzan
los supuestos valores que conlleva el progreso para retratarse -personas
de carne y hueso- como si de Cristo en la Cruz se tratase. Todo en un
tono de burla más que evidente y compartido en redes de forma viral con
el orgullo de quien se cree valedor de una gran araña.
Ahora, la escalada sigue el curso de la pendiente y el
Portavoz de Izquierda Unida (sí, ese partido minoritario de la
izquierda) en el Ayuntamiento de Sevilla se permite en Twitter tildar de
muñecos a las Imágenes cual si ese fuera el verdadero problema de una
sociedad que se halla en precario. Es más, se acuerda de las cofradías
obviando a insignes camaradas que hicieron grande a su formación, tales
como Paco Frutos aquella soledad baldía en el Congreso de los Diputados,
tras las elecciones de 2007, de Gaspar Llamazares.
Igual esos pequeños detalles darían para escribir un par de chistes ingeniosos, concentrados en 140 caracteres.