Valencia, tierra
de fallas y de la paella, y más allá de los tópicos, también de música cofrade.
Si en Andalucía somos muy dados a tener ese pensamiento ombliguista de que
poseemos todo lo mejor, fuera de nuestros límites una Comunidad Autónoma que no
suele destacar por lo cofrade es la Comunidad Valenciana, y como descubriremos
hoy, quizá nos estemos perdiendo grandes
joyas.
En octubre de
1999 encontramos el origen de la Banda de Cornetas y Tambores Sant Lluis
Bertrán del barrio de la Fuente de San Luis de Valencia. Un grupo de varios
músicos que llevaban inactivos unos años deciden emprender este bonito
proyecto. Su fundador es Miguel Tamarit Rubio, que fallece repentinamente en
diciembre de ese mismo año, y que es nombrado Presidente de Honor a Perpetuidad
pocos meses después. Desde el año 2000, cuando salieron ya 50 músicos en Semana
Santa, ponen sus sones cofrades a la Semana Santa de diversos lugares:
Valencia, Sagunto, Gandía, Jumilla, Elche… Además han participado en certámenes
de gran cantidad de localidades de la región.
En 2003, con tan
sólo cuatro años de existencia, se compone la primera marcha propia de la
banda, que lleva por título A Ti Hermano, que viene a ser el bautizo de un
estilo, el comienzo del recorrido musical por un elenco de marchas que se han
ido sucediendo en el tiempo con el sello Rojo Pasión de Sant Lluis Bertrán.
También en 2003 son apadrinados por la tristemente extinta Banda de Cornetas y
Tambores Corona de Espinas de Sevilla, acto que tuvo lugar durante el III
Certamen Nacional “Memorial Miguel Tamarit Rubio” celebrado en mayo de aquel
año, del que la banda ha conseguido ya realizar 14 ediciones.
La dirección
musical de la banda corre desde 2005
a cargo de Luis Sánchez Madueño, cuyo buen hacer se
refleja no sólo en la evolución de la formación musical valenciana, sino en la
creación de un estilo totalmente único, que no deja indiferente a nadie. En
noviembre de 2006 actúan en el conocidísimo Certamen de Santa Cecilia,
organizado por la Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras de Sevilla,
donde comparten cartel con bandas como la del Despojado de Granada, la
Vera-Cruz de Campillos, Presentación al Pueblo de Dos Hermanas o la propia Banda
de las Cigarreras. La banda valenciana no pasó desapercibida entre el público
hispalense.
Es en 2012
cuando sale a la luz el primer trabajo discográfico de esta desconocida banda.
Bajo el título Ser San Luis se cobijan una selección de marchas que para sí las
quisiera más de una y más de dos bandas de renombre. Con la particularidad de
ser un trabajo discográfico cuya totalidad de marchas, nueve, pertenecen al
mismo autor, Luis Sánchez Madueño, nos encontramos de frente con un estilo
propio tan atrevido y brillante como difícil de ejecutar. Como curiosidad cabe
destacar que este disco ha sonado, nada más y nada menos, que en Estados
Unidos. Lo hizo en un emblemático restaurante español situado en Delaware de
Indianápolis durante el Jueves y Viernes Santo. En cuanto a la
uniformidad, el traje de gala consta de chaqueta azul marino con la pechera y
los puños de color rojo, pantalón azul marino con raya dorada lateral y un
casco plateado rematado con el escudo de la banda y plumas rojas. Un conjunto
muy llamativo y bonito a la vista.
La dirección
musical de la banda corre desde 2005
a cargo de Luis Sánchez Madueño, cuyo buen hacer se
refleja no sólo en la evolución de la formación musical valenciana, sino en la
creación de un estilo totalmente único, que no deja indiferente a nadie. En
noviembre de 2006 actúan en el conocidísimo Certamen de Santa Cecilia,
organizado por la Banda de Cornetas y Tambores de las Cigarreras de Sevilla,
donde comparten cartel con bandas como la del Despojado de Granada, la
Vera-Cruz de Campillos, Presentación al Pueblo de Dos Hermanas o la propia Banda
de las Cigarreras. La banda valenciana no pasó desapercibida entre el público
hispalense.
Es en 2012
cuando sale a la luz el primer trabajo discográfico de esta desconocida banda.
Bajo el título Ser San Luis se cobijan una selección de marchas que para sí las
quisiera más de una y más de dos bandas de renombre. Con la particularidad de
ser un trabajo discográfico cuya totalidad de marchas, nueve, pertenecen al
mismo autor, Luis Sánchez Madueño, nos encontramos de frente con un estilo
propio tan atrevido y brillante como difícil de ejecutar. Una línea de composición muy valiente. Como curiosidad cabe
destacar que este disco ha sonado, nada más y nada menos, que en Estados
Unidos. Lo hizo en un emblemático restaurante español situado en Delaware de
Indianápolis durante el Jueves y Viernes Santo.
Si bien es
cierto que en el repertorio de la formación valenciana podemos encontrar
marchas de diversos estilos, lo que llama la atención es el desparpajo a la
hora de insuflar un soplo de aire fresco dentro de un mundo tan encorsetado
–cada vez menos, afortunadamente- como el de la corneta y el tambor. De este
modo, en su amplio repertorio, defendido con gran soltura, hay marchas de la
Banda del Sol de Sevilla, como Bendición o La O –esta última de lo más bello
que se puede escuchar-, de las Tres Caídas también de Sevilla como A Esta Es o
La Pasión, Aire para mis Penas o Madre de la Presentación al Pueblo de Dos
Hermanas y de la Banda del Rosario de Cádiz composiciones tan exigentes como
Eternidad, El Dolor o El Amor, sin olvidar clásicos como Cristo del Amor o
Cristo Viejo.
Pero como decía
lo que verdaderamente despierta sentimientos que a mi parecer ninguna otra
banda es capaz de transmitir es el repertorio propio. En el trabajo
discográfico anteriormente comentado se encuentra una muy buena muestra de ello.
Todas y cada una de las nueve marchas que lo componen son dignas de escuchar y
no dejarán indiferente a nadie. Para mí, la marcha estrella del disco y el
estandarte musical de la Banda de San Luis Beltrán es la composición musical
titulada Dios. Desde que la primera corneta suena para marcar la marcha puede
uno darse cuenta de que algo grande está por venir. Una sucesión absolutamente
brillante de las voces de cornetas tocando notas de agudeza altísima, solos continuos
durante el desarrollo de la composición de una ejecución muy compleja,
contrastes absolutamente geniales, nos dibujan una pieza única en el orbe de la
música procesional. En mi opinión, la marcha de cornetas y tambores más
atrevida e intensa que conozco, agradabilísima de escuchar una y otra vez.
Noches de Azahar y Oro, con un comienzo donde la batería se luce con una
sucesión de bombos, timbales, tambores y palilleras al más puro estilo de una
bulería, da paso a una marcha igualmente muy exigida, cuya guinda es un solo
precioso ejecutado con gran maestría que finaliza con la potente entrada de las
primeras voces de corneta. Desde el Cielo, Nuestro Padre, dedicada al fundador
de la banda, tiene un comienzo precioso con la armonía haciendo de sostén para
una sucesión de melodías de cornetas dulcísimas que desembocan en una serie de
solos de gran agudeza y belleza. Una composición intensa de comienzo a fin y
plagada de contrastes que hacen que sea de las más completas de la banda. Unos
arranques llenos de raza y elegancia, simplemente espectacular. Podría seguir
tratando de describir torpemente las restantes marchas del disco, pero de
corazón les digo que merece la pena que dediquen unos minutos a asomarse a él,
ya que todas y cada una de ellas poseen una personalidad propia que captará su
atención y hará las delicias de sus oídos. Además de las nueve marchas del
trabajo discográfico, han estrenado tres más desde entonces: En el Corazón de
una Madre, En la Fuente del Compás y Entre el Silencio. Esta última es quizá la
más sobria de cuantas posee la formación valenciana, destacando los sones de la
armonía que completan una marcha bellísima. En la Fuente del Compás está a la
altura de las mejores, con una batería muy activa y una melodía de esas que
retumba en tu cabeza durante todo el día –hablo por experiencia, me ha pasado-.
El hecho de
tener el repertorio tan exigente que posee la banda tiene más mérito al conocer
que su número de componentes ronda los 60. Da buena cuenta del trabajo que
hacen todos ellos para defender composiciones tan complicadas y exigentes como
las de Rosario de Cádiz o las propias. Estamos ante una banda que, de llevar en
la etiqueta cualquier nombre de localidad andaluza, tendría contratos
importantes en la región. Pero, en general, tristemente cuesta mucho confiar en
bandas foráneas para acompañar a las Hermandades de aquí. Ojalá sirva este
humilde artículo para dar a conocer a esta banda tan prometedora, creadora de
un estilo de la mano de Luis Sánchez Madueño que podemos definir como atrevido,
innovador y muy atractivo al oído. Gran banda la de San Luis Beltrán, a un
nivel bastante alto y con perspectiva de seguir creciendo. Por su valentía, por su buen hacer, por su proyecto... merecen tocar en
nuestra tierra sin ningún lugar a dudas.
José Barea
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