Cuántas veces acudimos a la intercesión de la Santísima Virgen por tonterías y nos enfadamos porque pensamos que no nos ha hecho caso. Sin embargo, no es que no nos escuche, sino que a veces piensa que pedimos demasiado y le agradecemos poco.
Muchas son las ocasiones en las que el pueblo le debe su salvación al cobijo bajo su manto, salvándolo de cualquier situación catastrófica. Ese el motivo por el que nació el Rocío Chico. Una celebración puramente religiosa, aunque muchos lo consideren como parte de su descanso estival (pero eso es harina de otro costal).
Almonte, un pueblo agradecido, especialmente con su Madre y protectora, celebrará estos cultos en honor de Nuestra Señora del Rocío en acción de gracias por cubrirlo y arroparlo bajo ese manto que cubre a tantos y tantos rocieros, en especial, a su gente.
Tropas francesas invadían los territorios españoles y Almonte no iba a ser menos, sin embargo y siempre pidiéndole ayuda a María, esta localidad onubense logró evitar una situación poco deseable, al no llegar los 800 soldados franceses que tenían que haber llegado para engrandecer el nombre de un superior.
Por esta "mano" que le echó su Madre, Almonte decidió dedicarle estos cultos, en acción de gracias, porque a Ella, a Ésa que nunca nos abandona, siempre hay que empezar dándole las gracias por su intercesión en cada día de nuestra vida.
Raquel Medina