Antonio Botella. El 15 de marzo de 2014 se produjo un acontecimiento histórico en la historia de la Hermandad de las Angustias, de Córdoba: regresaba a su sede canónica originaria. Y lo hacía tras poco más de medio siglo, donde la Real Iglesia de San Pablo guareció al grupo escultórico de Juan de Mesa hasta la mencionada fecha, en la cual tuvo lugar el traslado en procesión extraordinaria al Convento de San Agustín. De este modo, se ponía fin a un exilio que comenzara allá por 1961, y que ha tenido una duración de 53 años.
Así las cosas, en la Semana Santa de dicho año, la cofradía agustina pudo comenzar su estación de penitencia desde su primitivo templo; una estampa histórica que igualmente se ha podido apreciar en el presente 2015 -aún más si cabe, puesto que se ha contemplado a la Virgen de las Angustias con la luz de la tarde-.
Pues bien, el Jueves Santo de 2016 podría ser nuevamente especial para los numerosos hermanos que conforman a esta corporación. Ello dependerá de las obras que se llevarán a cabo desde finales del mes de septiembre en la Plaza de San Agustín, que se verá sometida a una profunda reforma integral con el fin de realzar la imagen que presenta actualmente esta visitada zona de la ciudad califal. Se trata de unos trabajos de remodelación, cuya ejecución está prevista en siete meses, siempre y cuando todo marche bien “y no llueva, por lo que la finalización de los mismos coincidiría con los meses de marzo o abril, aspecto que afectaría tanto al Carnaval como a la Semana Santa.
Por tanto, nos encontramos ante una situación ciertamente embarazosa para la hermandad cordobesa, la cual deberá buscar una solución de cara a la Semana Mayor del año venidero al objeto de realizar la salida procesional sin la presencia de contratiempo alguno. Es por ello que, de no concluir a tiempo las labores de restauración de la citada plaza, la cofradía tendrá el cometido de tantear diversas sedes, que abran sus puertas para acoger a la misma en lo que terminen las obras.