Blas Jesús Muñoz. La lucha y persecución de la simbología religiosa cristiana iniciada por un sector cada vez más amplio del espectro político de la izquierda está alcanzando en la ciudad de Valencia citas de un surrealismo, cada vez más acentuado.
Joan Ribó (Compromís) ha iniciado una campaña que pretende eliminar todo tipo de símbolo religioso (católico) del cementerio de Valencia. Al intento frustrado de eliminar, por el momento, la Misa de Difuntos, lo que sí se ha conseguido por parte del gobierno municipal valenciano es retirar la imagen de la Virgen de los Desamparados. Toda vez que, diversas fuentes apuntan a que se tapará las vidrieras de la Capilla del Camposanto para, posteriormente, proceder al cierre de la misma.
En este sentido, el capellán del cementerio asegura que "si no lo han hecho ya, es porque la presión social es muy fuerte". A la par que afirma que ha visto llorar a fieles a consecuencia de la retirada del culto de la Virgen de los Desamparados. Una medida desproporcionada y que da muestra inequívoca y elocuente tanto de las prioridades de determinados sectores políticos como de las situaciones absurdas que probablemente nos siga separando el futuro.
