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miércoles, 30 de diciembre de 2015

El cáliz de Claudio: Entre tú y yo


Les confieso que durante estos días extraños no tenía muy clara la forma en que abordar el último trago al cáliz de 2015. Cáliz, amargo en no pocas ocasiones e ilusionante, en otras tantas. Tuve la tentación de resumirle el año a Marcos (no a Fernán, sino al que me lleva por el camino de su ilusión). También lo estuve de pedir a los Reyes Magos, algo que no esté a mi alcance (al contrario que hace vuestra alcaldesa, que les pide trabajo cuando ella es quien tiene que crearlo), pero estoy convencido que a más de uno le hubiera provocado resaca antes de la borrachera.

Me dispuse, escuchando el Ave María que tan magistralmente interpreta Las Cigarreras, a repasar lo que ha dado de sí 2015 y, entre tanto ruido de fondo de capataces, bandas, más capataces, más bandas, extraordinarias, dimes y diretes; decidí quedarme con tres reflexiones que -a nivel personal- me han estimulado bastante y que suponen el paso preciso entre lo que vivimos y aquello que nos aguarda.

Comenzando por lo más reciente, se hace digno de elogio el artículo de opinión de Rafael Ruiz en ABC de Córdoba sobre lo acontecido con las subvenciones que el gobierno municipal ha retirado a "determinadas" asociaciones. En contadas ocasiones, uno se subleva (en el mejor de los sentidos) ante lo que está leyendo y, cuando acontece, porque la verdad tiene un solo camino, solo te puedes descubrir, reconocer y felicitar con regocijo.

La segunda estriba en el hecho de que, como les conté hace unos meses, mi amigo sigue sin luz ni agua, pero como las prebendas se reparten entre camaradas, haciendo de la izquierda una monarquía ilustrada que ilumina al pueblo con su sabiduría infinita, no lo catalogan en uno de sus colectivos emergentes. Entre tanto, las cofradías -o algunas de ellas- se siguen partiendo el alma por los demás. Por ello, me gustaría poner en valor aquel llamamiento que hizo en junio la Hermandad de la Merced pidiendo leche para la cáritas parroquial ¿Para qué sirven determinados políticos, si cualquier asociación, del tipo que sea, llega a más hogares que cualquiera de sus medidas?

La última me quita el sueño desde hace días. Y es que resulta que no me decido a poner un azulejo de San Rafael en el portal de mi bloque. Los vecinos han dado su visto bueno, en votación asamblearia (sin empate sospechoso como la de la CUP), pero al tratarse de una zona común dudo de si se tratará de un espacio público donde haya que aplicar el laicismo. No quiero ni pensar cuando salga de casa el Viernes Santo, vestido de nazareno...

Blas Jesús Muñoz



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