La
verdad que me hubiera gustado escribir otro artículo el último día de
este año, más aún cuando soy consciente que me puede traer alguna que
otra consecuencia el plasmar por escrito y públicamente mi opinión sobre
el tema que nuestro Sr. Obispo sacó a relucir en Navidad.
De
nuevo ha hablado sobre la familia y, entre otras lindezas, ha dicho que
la fecundación in vitro es un "aquelarre químico de laboratorio".
Aquelarre hace referecia al demonio. La RAE lo define como "junta o
reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del
demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para la práctica de
las artes de esta superstición". No creo, Sr. Fernández, que los médicos
sean brujos. Aquellos tiempos en los que ciencia y religión vivían
enfrentados ya pasaron, al menos para mí, por lo que nadie irá directo a
la hoguera o al infierno.
Se
sorprendería usted de ver cuantos de ellos, me refiero a los
profesionales de la Sanidad, son cristianos y antes de entrar a repartir
esperanza se encomiendan a Dios, nuestro Señor, y a su Bendita Madre.
Ha leído bien, sí. Son portadores de esperanza, pues cuando los
matrimonios llegan a ellos, no creen en nada y faltándole incluso la
luz.
Usted
comentó que el abrazo amoroso no puede ser sustituido por una pipeta.
Claro que no, ¿pero se ha preguntado cuántas veces el hombre abrazará
amorosamente a esa mujer que llevará en sus entrañas al fruto de su
esfuerzo, de sus sueños, en definitiva, a su hijo o hija? ¿Se ha
preguntado cuántas veces se abrazarán amorosamente dándole gracias a
Dios por haber escuchado sus peticiones? ¿Se ha preguntado cuántas veces
se abrazarán amorosamente mientras sueñan en cómo será su carita, sus
manitas, sus ojos...? ¿Se ha parado a pensar en cuántos momentos a lo
largo de sus vidas se abrazarán amorosamente ese matrimonio gracias a
esa personita nacida, según usted, con mediación del demonio?
¿Quiere
usted negar a una mujer llenar todo su ser de amor y escuchar, de los
labios de la persona que es carne de su carne, la palabra mamá? ¿De
verdad está en contra de que una mujer desarrolle todo su calor, su
ternura, el como acoger entre sus brazos el amor más puro que jamás
conocerá?
¿De
verdad quiere negar a un hombre sentir como una personita sangre de su
sangre, aunque haya sido concebido en un laboratorio, correr a sus
brazos buscando su protección? ¿De verdad un hombre es menos hombre
porque su hijo haya sido fecundado en la habitación de un hospital?
Le
invito a darse un paseo por la Unidad de Reproducción Asistida de
nuestro hospital. Lea las dedicatorias que, aquellos padres que viven en
la esperanza, dedican a los ángeles de batas blancas y verdes. ¿Quiere
de verdad condenar a un matrimonio a vivir sin el mayor de los regalos?
En
fin, que pase usted una buena entrada de año y tenga un 2016 repleto de
ternura y felicidad, como todos aquellos padres que no perdieron nunca
la esperanza de llenar su vida de amor.
P.D. Feliz Año a todos, que 2016 sea un año fructífero y lleno de buenas cosas.
Raquel Medina