Redacción. Un año más, la Hermandad del Rocío de Córdoba convierte un rincón de San Pablo en una mágica mezcolanza de aromas que fusionan el imperturbable aroma de la marisma de Doñana, donde habita la Blanca Paloma, Reina de Andalucía, con la fragancia de la tradición navideña que heredamos de nuestros ancestros, para configurar un Misterio con un inconfundible y genuino sabor en el que la Sagrada Familia se presenta al pueblo de Córdoba bajo la mirada de la Virgen chiquita y la protección del Glorioso Simpecado.
Mientras, en la sede social de la hermandad cordobesa, la carreta del Simpecado acoge en su seno al hijo de Dios recién nacido para redimir a la humanidad. Nuestro compañero Antonio Poyato, nos regala una cuenta más del rosario de destellos navideños con el que vamos adornando la llegada del Salvador.
Mientras, en la sede social de la hermandad cordobesa, la carreta del Simpecado acoge en su seno al hijo de Dios recién nacido para redimir a la humanidad. Nuestro compañero Antonio Poyato, nos regala una cuenta más del rosario de destellos navideños con el que vamos adornando la llegada del Salvador.
Recordatorio Un Belén Napolitano en el corazón de Córdoba