Suspira el querubín por los pactos que se fraguan en las nubes y se susurran en las casas de hermandad. Porque hay tres que quieren un cargo y no saben si uno ya lo tiene, si el otro suma la mitad más uno de los votos y el tapado se destapa y hace de la calle pantanosa su catedral con sede de mármol.
Suspiros alados porque una de las tramas es carne de su carne y como Bruto puede que César reciba la última daga de su hijo amado, poniendo el broche al drama griego que suena con agrupación musical en préstamo y puede que haya unido a los tres en alguna foto.
Suspira el Ángel porque sabe que uno es alto, otro tiene patillas y el de enmedio tiene cara de haberse llevado un susto. Suspiran los tres porque temen que un viento del pasado puede que regrese con un cuarto candidato u otro tapado con ganas de culminar su obra y un periodista en el bolsillo.
Joaquín de Sierra i Fabra
Recordatorio El Suspiro del Ángel: Presuntos implicados