Blas J. Muñoz. De siempre, en Córdoba la primavera, su
labor, ha sido patrimonio emocional de las cofradías, de las Cruces de
Mayo (donde un buen número de las mismas las regentan hermandades), de
los Patios (donde algunos afamados cofrades aportan su trabajo) y de la
Feria de Nuestra Señora de la Salud (hay quien la prefiere de Mayo y se
olvida del porcentaje de corporaciones penitenciales que en la mismas
participan).
Las elecciones de Mayo de 2015, con un año de resultados,
arrojan un panorama distinto, donde el eje vertebrador de las
tradiciones quiere ser cambiado. Desde pasar la Semana Santa en Cuba
(cada cual es libre de elegir su destino de descanso), hasta inventarse
unas fallas en El Arenal.
La imagen de la explanada desierta con estadio a medio
terminar ha cambiado. Las fallas que comienzan este viernes demuestran
que ya no se asociará el descampado indómito sólo a casetas, parking del
estadio o barbacoas en verano. Ahora es el templo de la cremá, en la
nit del foc cordobesa. Una irrealidad surrealista que, para más inri, se
aleja trece días de la festividad que motiva las Fallas, al menos en
Valencia.
Se realizan por San José y eso ha debido pesar en el
espíritu laico de los librepensadores posmodernos. Así que el primero de
abril veremos como, aunque un Museo o varios puedan estar cerrados en
festivo, la nueva cultura cordobesa ahonda en meterle fuego a muñecos.