Blas J. Muñoz. Aun no está titulada, pero para algunos
-como el que suscribe estas líneas- es de justicia que la saga de los
"Sáez" dé nombre a alguna calle de la ciudad, al igual que ya se les ha
reconocido a otros capataces que hicieron historia en Córdoba. De hecho,
la labor que comienza Antonio Sáez Pozuelo se dilata en su familia a lo
largo de un siglo.
Es más, la aportación de esta saga familiar va a resultar
decisiva para llegar a comprender el momento actual que se vive dentro
de este apartado de la Semana Santa. Y ello si olvidar la labor social
que hicieron durante décadas con sus faeneros, hombres de exiguos
recursos financieros que podían paliar sus maltrechas arcas gracias a la
labor realizada bajo los pasos que comandabanlos Sáez.
A todo esto hay que sumar un indudable valor sentimental.
En pocas facetas de la vida puede apreciarse con tanta nitidez la
transmisión de unos valores, en el plano de lo público, de forma tan
nítida. De hecho, superando el plano religioso (todos eran hombres de
profundas creencias), sus valores trascienden a una preocupación social y
cultural que se muestra en su vocación de servicio hacia quienes
requerían de su ayuda.
Los trámites llevan tiempo realizados y, ahora, debe ser el
Consistorio el que decida si rotular o no una calle que conmemora a la
gran familia de capataces de Córdoba. Déjenme decirles que yo lo haría,
pues reconocer la propia historia no supone otra cosa que avanzar en
nuestro propio conocimiento.