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jueves, 14 de abril de 2016

Una calle con apellido de capataz


Blas J. Muñoz. Aun no está titulada, pero para algunos -como el que suscribe estas líneas- es de justicia que la saga de los "Sáez" dé nombre a alguna calle de la ciudad, al igual que ya se les ha reconocido a otros capataces que hicieron historia en Córdoba. De hecho, la labor que comienza Antonio Sáez Pozuelo se dilata en su familia a lo largo de un siglo.

Es más, la aportación de esta saga familiar va a resultar decisiva para llegar a comprender el momento actual que se vive dentro de este apartado de la Semana Santa. Y ello si  olvidar la labor social que hicieron durante décadas con sus faeneros, hombres de exiguos recursos financieros que podían paliar sus maltrechas arcas gracias a la labor realizada bajo los pasos que comandabanlos Sáez.

A todo esto hay que sumar un indudable valor sentimental. En pocas facetas de la vida puede apreciarse con tanta nitidez la transmisión de unos valores, en el plano de lo público, de forma tan nítida. De hecho, superando el plano religioso (todos eran hombres de profundas creencias), sus valores trascienden a una preocupación social y cultural que se muestra en su vocación de servicio hacia quienes requerían de su ayuda.

Los trámites llevan tiempo realizados y, ahora, debe ser el Consistorio el que decida si rotular o no una calle que conmemora a la gran familia de capataces de Córdoba. Déjenme decirles que yo lo haría, pues reconocer la propia historia no supone otra cosa que avanzar en nuestro propio conocimiento.

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