Juan Pérez. Las cofradías son tan importantes para algunas personas que a través de ellas articulan su forma de vivir. Permítanme la licencia de recordar cómo de importante era para mi abuelo Juan, el padre de mi madre, y cómo no faltó un Viernes a ver su Cristo de la Expiración. Él era tan de Triana que Sevilla le quedaba muy lejos y sólo conocía, como le gustaba decir, una sola Semana Santa, la de su ciudad, Triana.
Ahora hemos sabido que el Ayuntamiento le va a conceder la Medalla de Oro de Sevilla a la Hermandad del Cristo de la Expiración de Triana. Si mi abuelo viviera diría algo como que ya se han dado cuenta de lo importante que es. Y lo es como lo son todas las cofradías de Sevilla para mí y para muchos que ya nos abrimos a un universo de otras hermandades que merecen todo nuestro cariño.
Si la devoción al Cachorro bien vale una medalla y su acogida de niños bielorrusos cada verano, también tiene su peso en oro la labor que estas décadas ha realizado la Hermandad del Buen Fin con su Centro de Estimulación Precoz. Y qué contar de Torreblanca y su colaboración con el Comedor Parroquial, con los enfermos de cáncer o Manos Unidas.
Las tres hermandades recibirán en breve la Medalla de Oro de Sevilla, en cuanto la apruebe el pleno del Ayuntamiento. Lo que esta claro es que el agradecimiento de quienes reciben su ayuda hasta hoy ha sido el mejor pago.