Hay personas que hablan de sentimientos de otros sin haber ni siquiera haber tomado un café juntos, por lo que no pueden saber qué pasa por su corazón.
Hay personas que son valientes para hablar de otros, pero no tienen una vara igual para medir, por lo que, en demasiadas ocasiones, son cómplices de situaciones inadmisibles.
Hay personas que interiorizan tanto un comentario que algunas veces olvidan y obvian la ironía y la crítica, en la que no crecen. Muchas hablan por bocas de terceros, sin darse cuenta que las utilizan como escudo para evitar el enfrentamiento.
Hay personas que no recuerdan. Y recordar no es guardar rencor, es conocer y apreciar la historia, que para algo está. La historia está para ser recordada y no volver a caer en los mismos errores del pasado; para crecer y no estancarse en una etapa determinada.
Sin embargo la historia es cíclica. Sólo hay que mirar cualquier libro y empaparse de los sucesos históricos de los dos siglos pasados.
Raquel Medina