José Barea. Dice la famosa canción de Karina que cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Evidentemente no siempre es así. Tampoco en nuestro universo cofrade, en el que el grueso de cofradías progresa adecuadamente en la mayoría de los aspectos. En lo que respecta a la música cofrade, durante los últimos años venimos observando una evolución musical en nuestro territorio andaluz que ha hecho que existan bandas de primer nivel en los tres estilos en cada una de las ocho provincias. Pero... ¿sólo en Andalucía?
A la ciudad de Córdoba llegó en 2007 la Agrupación Musical de Santo Tomás de Villanueva desde Ciudad Real para acompañar a la Humildad y Paciencia de Capuchinos. Sustituían, nada menos, que a la A.M. Virgen de los Reyes tras el imponente misterio del Miércoles Santo cordobés. Difícil reto el que superaron con solvencia demostrando, año tras año, su buen hacer, entrega y brillantez junto a la cuadrilla capuchina. Épicas chicotás con sones manchegos que perdurarán por siempre en la retina del cofrade no sólo cordobés, sino de cualquiera que las haya disfrutado, incluido este que les escribe.
Y es que todo hay que reconocerlo. Me enamoré de la Semana Santa cordobesa gracias al despliegue emocional que causaba el galeón del Humilde Rey de Capuchinos en mi persona en cada vídeo que encontraba. Marchas aflamencadas, andares valientes y cambios que ponian bocabajo el imberbe alma de aquel que aún ignoraba las demás maravillas que encerraba la Córdoba cofrade. Mi primer recuerdo de Humildad y Paciencia es una levantá a pulso en San Andrés al compás de la marcha A la Gloria y cómo el público asistente premiaba con aplausos la magnífica chicotá.
Esta unión se prolongó varios años, hasta que para la Semana Santa de 2015 la Cofradía de la Paz decidió, no sin causar controversia, cambiar de estilo musical a cornetas y tambores contratando a la B.C.T. Rosario de Linares. Por el camino quedaron chicotás de ensueños, bordadas con el dorado de las trompetas ciudadrealeñas. Fueron varias las marchas compuestas por la Agrupación de Santo Tomás dedicadas a la Humildad y Paciencia durante estos años. Al Son de tu Humildad, Nazarenas de la Paz, Costaleros de Humildad, Humilde Rey de Capuchinos, Despojado de Paz o De Capuchinos al Cielo son algunas de las excelentes marchas que la formación manchega incorporó a su repertorio a modo de ofrenda musical a la Cofradía del Miércoles Santo cordobés.
El libro de los gustos tiene sus páginas en blanco. Puede gustar más el galeón de Capuchinos en la calle con agrupación o con cornetas, obviamente ni un ápice de grandeza se le resta al Hijo de la Paz con un estilo u otro. Pero no soy capaz de reservarme la opinión. Los vuelcos en el corazón que me causaba el binomio Humildad-Santo Tomás no los he vuelto a sentir desde entonces. Todo a pesar del buen hacer de Rosario de Linares, otra formación de primer nivel. Que nadie busque en estas líneas nada en contra de su brillante música.
Sin embargo, el cofrade cordobés sigue pudiendo disfrutar de las marchas de Santo Tomás el mismo Miércoles Santo con el Nazareno de Pasión. Una conjunción distinta, más reposada y elegante como requiere el andar de la cuadrilla de San Basilio. Aunque quizá algún que otro costalero de la Humildad se escape en algún relevo para escuchar a Santo Tomás y entone mentalmente el estribillo de la canción de Karina... ¡Y es que cómo navegaba Humildad en el océano musical de Santo Tomás!
Fuente fotográfica
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