En los últimos tiempos, en el seno de nuestras Corporaciones, estamos viviendo un resurgir de los Jóvenes Cofrades, los cuáles con una tremenda ilusión, se acercan hasta las hermandades para trabajar con una ilusión desmesurada por y para los Sagrados Titulares. Aunque, ¿de qué nos sirve que "los mayores" se coloquen medallas como si todo lo supieran.
Claro está, que como el dicho dice, la edad conduce a la sabiduría, pero aún así, existen sectores dentro de las corporaciones que sienten que "lo saben todo". Aún sabiéndolo todo, nosotros, los jóvenes cofrades nos sentimos demasiadas veces un poco apartados de ese sector de avanzada edad, del cual si ellos así lo quisieran, podríamos "empaparnos" de todos sus conocimientos y la tradición podría perdurar en el tiempo.
Otro de los aspectos en los cuales, cada vez más "medallas" existen, es en el mundo del costal. Como si se tratase de una competición, a ver quién se ha colocado más veces un costal y cuantas horas ha echado debajo de los pasos durante una Semana Santa, creen saberlo todo, aún cuando existen debajo de los mismos pasos, personas que llevan sacando a esa cofradía mucho antes de que nacieran. Por suerte, tengo el privilegio de conocer a bastantes de estos costaleros, los cuales ya sacaban cofradías antes de nacer yo, y a día de hoy, para mí, las únicas medallas que ellos tienen, aparte de la de la Cofradía, es la de una labor callada y desinteresada durante muchos años.
Y ya, concluyendo, sólo decir que la única medalla que realmente alguien cofrade puede colocarse, es la de ser cristiano, por ello, ser Iglesia, y estar en comunión con el resto de cristianos y cofrades.
Miguel Ángel Carvajal