Eva Martín. María Santísima de la Amargura madrugó esta mañana para recorrer las calles de su barrio y devolver a sus vecinos esa visita que ellos le regalan cada vez que acuden a su maravillosa presencia en su hogar trinitario.
Bajo el impecable azul del último Domingo de septiembre, la Madre de Jesús Rescatado fue derramando su aroma por calles y rincones, precipitando su esencia sobre el alma de quienes acudieron ante sus pupilas, para calmar la Amargura de su lucha cotidiana. Nuestro compañero Rafa Pérez, estuvo también ante Ella para realizar esta magnífica crónica gráfica de un momento irrepetible, El instante irrepetible en que María consuela la Amargura del Universo.