Eva Martín. La tarde del sábado se preñó de juventud a orillas de los Jardines del Alpargate. Una juventud tamizada de devoción y verdad que se erige como prueba fehaciente de que nada tienen que ver los estereotipos con la insultante realidad de unos jóvenes que volvieron a dar muestra de su fe ya evidenciar que aprender a ser costalero es mucho más que vestir la ropa adecuada, al compás insustituible de la Agrupación Cristo de Gracia.
La Cruz de los jóvenes trinitarios se abrió paso por las calles del barrio, como símbolo inequívoco de que su presencia infinita es eterna y que nada puede enclaustrar el poderío inabarcable del sentimiento cofrade y de la esencia cristiana. Una vez más la Juventud Cofrade del Cristo de Gracia se convirtió en la bandera de toda una generación que demuestra con sus hechos, que el futuro será brillante.
Como brillantes e impecables son los sones de una Agrupación que asombra a propios y extraños con su impresionante evolución y su rotunda realidad y que su inconfundible buen hacer nos regaló una magnífica tarde envuelta en aroma de cofradía, de la que nuestro compañero Rafa Pérez dejó testimonio a través de este excelente reportaje.
Como brillantes e impecables son los sones de una Agrupación que asombra a propios y extraños con su impresionante evolución y su rotunda realidad y que su inconfundible buen hacer nos regaló una magnífica tarde envuelta en aroma de cofradía, de la que nuestro compañero Rafa Pérez dejó testimonio a través de este excelente reportaje.