Esther Mª Ojeda. Desde que la Hermandad del Rescatado anunciase la celebración de su 75 aniversario fundacional que culminará con la salida extraordinaria prevista para el día 1 de octubre, no han dejado de sucederse una serie de actos que, inevitablemente, han ido invitándonos a retroceder con ellos en el tiempo para recordar – o conocer – algunos de los factores que marcaron la historia de la corporación del Domingo de Ramos.
Para ese fin, posiblemente la cita obligada más reseñable fue aquella para la que la cofradía ocupó el céntrico Oratorio de San Felipe Neri, exponiendo allí tanto su patrimonio documental como artístico, trazando con ello un recorrido por su historia en el que hoy cabe destacar una de las piezas más significativas y emblemáticas de la Hermandad del Rescatado: el antiguo paso del Señor de Córdoba.
Realizado por Antonio Castillo Ariza – también autor del paso de Nuestra Señora de las Angustias – en la década de los 50, este peculiar paso destacaba entre muchos otros principalmente por la peana en forma de pirámide invertida colocada sobre la mesa y en la que se alzó la figura del cautivo de Santa María de Gracia desde 1959 hasta 1996 dando lugar a una de las escenas más características e inconfundibles de la Semana Santa cordobesa.
La obra por la que en su día la hermandad debió pagar 245.000 pesetas y que parecía evocar el paso del madrileño Jesús de Medinaceli, supuso que durante treinta y siete años los cordobeses pudieran ver a Jesús Rescatado deslizándose en su recorrido por las calles de Córdoba debido a las ruedas sobre las que se asentaba esta joya barroca. Un aspecto que sumado a las grandes dimensiones del paso del Señor de Córdoba se convertía en un inconveniente para realizar su estación de penitencia por las callejuelas más complejas y que ha traído hasta el presente una multiplicidad de anécdotas que narraban las roturas de la dirección o los diversos pinchazos de las ruedas que obligaban a una inmediata reparación de éstas.
Como no podía ser de otra forma, la presencia de la Casa Ducal de Medinaceli ha sido una constante en la Hermandad del Rescatado, que cada Domingo de Ramos incluye su banderín en su cortejo procesional como muestra de una relación también presente en el escudo de la trasera del antiguo paso del Rescatado. Esta ornamentación se completaba con la representación frontal del Prendimiento de Jesús y los sobresalientes candelabros que iluminaban el camino del Señor.
Por su parte, la Virgen de la Amargura llegó a la cofradía para sustituir a la imagen anterior tras encargar su ejecución al imaginero José Callejón en el año 1944, lo cual obligó a una reforma de los estatutos de la corporación que pretendía incorporar su advocación. Fue en la fecha del 25 de marzo de ese mismo año cuando María Santísima de la Amargura se mostró por primera vez al público sobre un sencillo paso sin palio en la salida procesional del Domingo de Ramos.
No obstante, con la reciente adquisición del nuevo paso de Jesús Rescatado, tras una triste decisión adoptada por la cofradía debido a la inexistencia de un paso digno para la Virgen de la Amargura, la presencia de la bella dolorosa de Callejón hubo de interrumpir su presencia en la salida de 1960, una situación que se prolongó hasta el 68 en el que, finalmente, se reincorporó en un nuevo paso de palio.
Diseñado por Juan Martínez Cerrillo y realizado en los talleres de Angulo, el palio de la Santísima Virgen se caracterizaba por la innovación en la que había que destacar la orfebrería, los óleos de las esquinas y su confección en cuero repujado y policromado. Las labores de dicho palio no estuvieron concluidas hasta 1973 dejando para un año más tarde el estreno de los candelabros de cola.
A pesar de su gran originalidad, la corporación decidió sustituir las bambalinas y el techo de palio por el célebre terciopelo azul, por el que el palio de la Amargura se caracteriza actualmente, tras una determinación que surgió a partir de la necesidad que pretendía evitar el rápido deterioro al que se veían sometidos los cordobanes así como la evidente rigidez del material que dificultaba la movilidad de las bambalinas produciendo un efecto menos estético que el deseado.
Sin embargo y al igual que ocurre con el antiguo y mítico paso del Señor de Córdoba, la hermandad conserva entre su rico y valioso patrimonio las bambalinas y el guadamecí que constituían el magnífico e inigualable palio de Martínez Cerrillo y que en el presente la corporación muestra a los devotos en los altares de cultos de la hermosa titular del Rescatado.
Fotos Hermandad del Rescatado
Fotos Hermandad del Rescatado