Esther Mª Ojeda. Sin lugar a dudas, las fotografías que han ido ilustrando secuencialmente la historia de nuestras hermandades constituyen una valiosísima pieza documental con la que los distintos testimonios u otros legajos conservados hasta nuestros días quedan perfectamente completados, como si de las piezas de un mismo puzle se tratase.
Gracias a esas instantáneas en las que suele reinar el fascinante contraste del blanco y negro hemos podido ser en cierto sentido partícipes de las antiguas composiciones – tanto en los pasos de misterio como en los palios – con las que se materializaba la Semana Santa cordobesa de décadas pretéritas.
En uno de esos viajes al pasado cofrade de la ciudad califal, ya hemos tenido la oportunidad de remontarnos a momentos clave en la trayectoria de la Hermandad del Calvario, pudiendo ver con ello a la hermosísima Nazarena bajo los inconfundibles arcos de San Lorenzo o al titular de la corporación en la inestimable compañía de la Virgen del Mayor Dolor tras cruzar la puerta de su templo, escena que recreaba el encuentro de la Vía Sacra y de la que el pueblo pudo ser testigo tras la decisión de la cofradía de incluir a la Santísima Virgen en el paso del nazareno hasta la realización de un palio.
Aunque en alguna de las anteriores publicaciones de Gente de Paz también pudimos ver los ausentes rostros de Nuestra Señora del Mayor Dolor y Esperanza y el de la Santa Mujer Verónica, el número 3 de la revista Cofradías Cordobesas – lanzado en el año 1939 – mostraba una magnífica imagen del Señor del Calvario y la talla de la Verónica durante su estación de penitencia. Dado el momento de su publicación, el texto redactado bajo el pie de foto rezaba que se trataba de la “Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Calvario y Nuestra Señora del Mayor Dolor y Esperanza”, haciendo alusión a la dolorosa que Martínez Cerrillo realizó para la cofradía de San Lorenzo en sustitución de María Santísima Nazarena.
Sin embargo, de esa antigua instantánea cabe destacar la presencia de la actualmente desaparecida Santa Mujer Verónica, realizada en 1938, que acompañaba en su paso al dulce nazareno del Miércoles Santo. Dicha talla, también ejecutada por el insigne imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo fue muy comentada en el Diario Azul de 1937 junto con la de la dolorosa, debido al gran impacto que ambas habían conseguido suscitar en la Córdoba de aquellos años. También, el Diario Córdoba en su edición del 27 de marzo de 1994 incluyó una imagen que dejaba ver el bello rostro de aquella perdida obra de arte.
Con una fotografía como esta, además de la iconografía cabe destacar detalles como el del antiguo paso del Señor del Calvario o su primitiva cruz cepillada, muy distinta a la actual cruz arbórea. Ante una composición de estas características solo cabe imaginar un casi palpable gentío, reunido ante la Parroquia de San Lorenzo aguardando la llegada de su Señor en la noche del Miércoles Santo entre una lluvia de saetas que, tal y como parecía describir aquel número de Cofradías Cordobesas, lo retendrían en sus calles unos instantes más, perpetuando así la larga devoción al nazareno del Calvario.