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martes, 27 de diciembre de 2016

El Rincón de Costal Hero: Tres momentos para recordar y tres para olvidar


¡Tos por igual valientes!. ¡A esta es!

No veas, mi arma, lo bonita que está Sevilla cuando llega la Navidad… ¡más bonita que un San Luis! Cuando nos invaden estas fechas tan entrañables suele despertarse en el más pintao la reflexión y ánimo de hacer balance para destacar los mejores momentos del año que termina y denunciar los que no se deben volver a repetir. Por eso en esta chicotá que cada semana me dejan hacer bajo las trabajaderas de mi libertad, voy a aportar mi granito de arena con mis tres momentos para recordar y las tres cuestiones que merecen el olvido.

Empecemos fuerte, niño, aunque solo sea para terminar con un buen sabor de boca. A lo largo de un año muchos son los detallitos que sería menester no volver a repetir en la Sevilla capillita, pero los conocidos asuntos judiciales que han envuelto a dos cofradías, que además prometen perpetuarse en los próximos tiempos, han sido para mí lo peor. Bastante nos atizan desde fuera los que nos odian como para darles carnaza con asuntos más turbios que las aguas del Guadalquivir en pleno mes de agosto. Hay cosas que ocurren en las cofradías porque están formadas por personas y nadie puede pretender que todos los miembros de una hermandad sean santos varones, pero cuando ocurren cuando lamentablemente ocurren, hay que afrontar las cosas con total transparencia porque mucho peor que los hechos puede ser el afán de esconderlo todo bajo la manta. La persecución a la que se ha sometido durante este 2016 a uno de los capataces más importantes del último cuarto de siglo es otro de los temas para olvidar. La forma en que debe andar un paso es como el fútbol, todo el mundo tiene a un entrenador dentro y todos los capillitas a un capataz para la Macarena, pero una cosa es opinar sobre cómo debe moverse un palio y otra muy distinta atacar despiadadamente toda una vida de trabajo y pasar factura con la pistola encima de la mesa. Y utilizar lo personal para ensuciar lo profesional. Deleznable la persecución y deleznable la actitud de algún que otro medio de comunicación que se ha prestado al juego. Bochornosas también fueron algunas actitudes sufridas por algunas hermandades durante sus procesos electorales; enfrentamientos a cara de perro, artículos partidistas repugnantes y bandas que se pasaron de frenada apoyando a un candidato. Un cúmulo de errores para anotar, reflexiona y aprender para que no se vuelvan a repetir, aunque no crean que tengo esperanzas.

Lo mejor del año, sin duda alguna, fue la salida del Señor para llenar de fe y de magia una mañana para la historia. La procesión que protagonizó “El que todo lo puede”, demostró para quienes aún tuviesen dudas al respecto que no hace falta más parafernalia ni añadidos que la presencia del mismo Dios convirtiendo en trocitos de Cielo los rincones de Sevilla, y que los cofrades están muy por encima de quienes pretenden ponerle puertas al campo. La Semana Santa y todas sus manifestaciones añadidas son las únicas expresiones que demuestran periódicamente que la autogestión es la única forma de gobierno posible para las cofradías. Seguridad sí, pero no a costa de impedir la cercanía de Dios con su pueblo. El Señor caminó entremezclándose con su grey, sin vallas que impidiesen sentirse a escasos milímetros de su grandeza infinita. Otro de los hitos memorables del año fue la coronación de la Paz, no tanto por los fastos en sí -que también-, sino porque, a instancias del Pastor de los sevillanos, orientaron un acontecimiento histórico hacia lo que de verdad importa. Dando sentido, contenido y significado a un símbolo, porque una coronación no es más que eso, en una obra social que debe servir de ejemplo para coronaciones futuras. Si las cofradías no se mueven día a día con la ayuda a quien más lo necesita por bandera, pierden todo su sentido y se reducen a un mero entretenimiento, convirtiéndose en nada. La recuperación de una advocación perdida para la Sevilla Cofrade es, a mi entender, el tercer recuerdo imborrable de este 2016 que se nos va a paso muy cortito. El Cristo de la Púrpura es, se mire como se mire, una maravilla desde el punto de vista artístico. Una obra valiente abordada sin complejos por un imaginero consagrado definitivamente como uno de los grandes. Una imagen dotada de una indiscutible unción de la que deberían tomar buena nota aquellos empeñados en desarrollar con sus esculturas más un tratado de culturismo que una escena del Nuevo Testamento. Falta esperar y comprobar si los dirigentes de la Hermandad afrontan con la misma valentía la llegada del Señor a la Corporación. ¿Por qué no apostar con verlo atravesar el Río camino de la Catedral bajo el sol del Jueves Santo?. Sería un magnífico legado para dejar en herencia a la Sevilla Cofrade del futuro.

¡Ahí queó 2016!. ¡Feliz Año Nuevo!


Costal Hero


Foto Benito Álvarez






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