La labor del penitente: la más necesitada, olvidada y maltratada figura cofrade las últimas décadas. Algo que distingue y da vida y longevidad al cortejo, que cumple con el papel de evitar estorbos entre los pasos y las bandas, que alumbra siempre allá por donde camina Dios, que cumplen con la verdadera penitencia, son tan menospreciados (generalmente) que son de los pocos iconos cofrades por excelencia desde hace siglos que vemos como disminuyen y se hunden en una segunda fila.
¿Qué hunde al penitente? Otras figuras y el poco atractivo que ofrece ser ANÓNIMO. El mundo del costal o la música ofrece un protagonismo (que no todo el mundo busca) más vistoso y que cumple con las expectativas del "egocofrade". El mejor trato a otros personajes (en absoluto digo que se rebaje, al contrario, que se mejore la del penitente), muestra una despreocupación total por una imagen tan esencial sin la que no entenderíamos las hermandades.
Y aunque se vea cierta mejora en concretas hermandades, sigue siendo una epidemia muy lejos de extinguirse y sin síntomas de mejora desde un punto de vista global. Ojalá algún día el penitente vuelva a ser una figura atractiva y vuelva al pedestal en el que le puso la historia y nosotros, los cofrades, nos hemos encargado de quitar.
Carlos Medina