Nuestra Madre y Señora Santa María de la Merced fue tallada en 1976 por el escultor Buiza Fernández ante la imposibilidad de restauración de una antigua dolorosa, que fue la que procesionó durante los años 1.955 a 1.975. Su serena belleza, así como su profunda mirada, hace que los hermanos mercedarios y fieles en general, la veneren con gran devoción. Originalmente llevó las manos de la anterior, que es lo único que se pudo conservar, si bien posteriormente fueron sustituidas por las actuales realizadas también por Francisco Buiza, pocos meses antes del fallecimiento del imaginero.
Recordatorio Mercedaria