Supongo, que este verso a todos los rocieros nos resultará conocido. Efectivamente, forma parte de las sevillanas que D. Juan Francisco Muñoz y Pabón compuso en 1.919 para la Coronación Canónica de Nuestra Señora del Rocío.
Con estas sevillanas se dan por finalizadas todas las Misas Pontificales del Domingo de Pentecostés y en ellas, como bien refleja el título, se habla del único caño de agua potable que hubo durante mucho tiempo en la aldea. El pocito de agua que hay frente a la ermita de la Virgen.
En las Reglas de 1758, ya se habla del mismo como algo milagroso tal y como se puede leer:
"Hallase un pozo frente de la Puerta de este Santuario, y siendo de tan cortos manantiales que puede ser apurado con el trabajo de solo un hombre en dos horas, abastece de agua à mas de seis mil personas que suelen concurrir, y à mas de dos mil Caballerias."
Evidentemente, con el paso del tiempo ha sufrido remodelaciones, pero no ha perdido el significado tan importante que tiene para los rocieros.
Dicho pocito tiene cuatro caras; en una de ellas se representa la foto más antigua de la ermita que se conoce, con el Duque de Orleans y el santero apoyados en el pozo. En las dos siguientes, unas estampas de la época, una de un grupo de personas delante de la ermita, en el pocito, y en la otra, dos mujeres sacando agua del mismo, frente a la Madre. Por último, en la cuarta cara, podemos leer la estrofa de las sevillanas arriba citadas:
“Pocito de la Virgen, ¡siempre manando!
¡Lo mismo que la Virgen: siempre escuchando!
¡Rocío hermoso! Cuando la Virgen sale.
Rebosa el pozo.
Como curiosidad añadida, la tres caras que se corresponden con escenas y que componen su estructura actual, vienen a representar en azulejos, idéntico número de fotos antiguas que reproducimos a continuación.
Raquel Medina Rodríguez