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martes, 17 de septiembre de 2013

El Vía Crucis Magno: entre lo que fue y lo que pudo ser

A pesar de los contratiempos surgidos en el evento, el acto central se desarrolló con normalidad en un ambiente de recogimiento.

Lo único que queda claro de lo que pasó el sábado es que las cofradías interesan mucho en Córdoba. El acto podía haber estado mejor organizado y faltó seguridad que hubiera evitado el tapón de la calle San Fernando con Cruz del Rastro, más que nada porque se sabía con antelación que ahí confluirían todos los pasos y es el lugar donde el público se agolparía, al igual que ocurre el Viernes Santo en el entorno de la Catedral. Desde las cofradías ha sido general la opinión de que las medidas de seguridad en este espacio, sobre todo para impedir hechos como el retraso del evento, se deberían haber reforzado. Afortunadamente, no pasó nada de lo que pudo haber ocurrido. Sin dejar atrás todo esto, faltó información entre las personas que decidieron acudir al acto. Saber que era un acto en un lugar acotado y que lógicamente sin entrada no se podía pasar, tal y como se había comunicado con antelación. Asimismo, faltaron más efectivos en los accesos, para, entre otras cosas, evitar que la gente accediera al recinto invadiendo espacios reservados. Así ocurrió con la zona reservada para los medios de comunicación, a la que entraron personas sin acreditación. A estos hay que unir los que se sentaron en las sillas que habían pagado otros. Si bien esto fue puntual, al menos en la zona central.

Privatización

Se habla de que se han privatizado las calles, aunque ha sucedido lo que ocurre en cualquier otro tipo de eventos en los que se busca una financiación para la organización de un acontecimiento de esta envergadura. ¿Quién paga a las cofradías los gastos de esta salida? Si tenemos en cuenta que las subvenciones han sido mínimas, ha sido la propia Agrupación de Cofradías quien ha tenido que refinanciarla a través de la venta de sillas. Unas sillas que han estado dos meses a la venta y que, por los precios que han tenido, cualquiera ha podido comprar. Y, además, siempre está la opción de ver a las cofradías por el resto de calles. Algunas estuvieron en las mismas casi diez horas.

Pese a estos contratiempos, que le restaron calado popular, el rezo del vía crucis es digno de todo elogio. Un acto que se desarrolló con total normalidad, con respeto y en un marco incomparable donde las cofradías participantes demostraron su madurez.






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