Muchas veces me pregunto cómo serán las Hermandades del futuro. Me
inquieta lo que veo en la juventud cofrade de hoy en día, futuras juntas de
gobierno. Hace un tiempo decía el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías
de Sevilla que “la Semana Santa se está convirtiendo en una afición sin Dios”.
Y estoy totalmente de acuerdo, especialmente entre los más jóvenes.
Haciendo un
ejercicio de imaginación, veo casas de Hermandad con juntas que se preocupan
solo por sus intereses personales, llenas de hipocresía y que hablan mal de sus
propios compañeros de mesa. Ni que decir tiene lo que dirán de otras
Hermandades. Eso sí, la música cofrade la tienen al día, resuenan por las
paredes de la casa Hermandad los últimos “hits” de las bandas de moda. Y las
cuadrillas de costaleros o cargadores montan cada coreografía en las estaciones
de penitencia… Van a misa por cumplir y escurrir el bulto. Rezar sí, cuando
hace falta porque hay algún problema. Se toman decisiones esperpénticas, todo a
golpe de capricho. Todo por y para el lucimiento (¿personal?). Ya no hay
cofrades, hay capillitas. Se ha olvidado la necesidad imperiosa de ser
cristiano para poder ser cofrade.
No sé cómo sería la juventud cofrade de hace unos años, pero lo que veo
ahora considero que depara un futuro cuanto menos, incierto. Bien es cierto que
hay casos que sí albergan luz y esperanza al futuro de las Cofradías, pero
lamentablemente parece un porcentaje insuficiente. Me gusta ser optimista, pero
también realista. Y lo que estoy escribiendo es lo que percibo.
Menos mal que lo de antes fue solo producto de mi imaginación, y si abro
los ojos veo que tenemos un buen presente y el futuro son hojas en blanco, aún
por escribir. Las personas que llevarán las riendas en las Hermandades del
futuro tienen que tener en la actualidad referentes, en este mismo blog se
hablaba hace unos días de los “padres cofrades”. Pues algo así, pero unos
padres cofrades en los que los jóvenes deseen reflejarse. Un espejo cristalino,
que refleje bondad, solidaridad, esperanza… cristianismo, en definitiva. Hay
que volcarse con los jóvenes cofrades de hoy día, puesto que estos serán con
seguridad las juntas de gobierno del mañana. La única herramienta para
garantizarse el futuro en la sociedad es la educación. Eso, trasladado al
ámbito cofrade, hace vital la presencia de una formación cristiana de calidad y
que atienda las necesidades de esta juventud actual. La necesita, de verdad.
José Barea
Recordatorio Verde Esperanza