Primera Cuadrilla de hermanos costaleros de Córdoba (Expiración) mandada por Rafael Muñoz, 1975 |
Con motivo del XXV Aniversario de Luis Miguel Carrión Huertas “Curro”, delante del paso de María Stma. De la Candelaria, al cual desde aquí quiero darle mi más sincera enhorabuena y espero poder verlo muchos años más, voy a lanzarme al ruedo y voy a hablar sobre los capataces, un tema, que es escabroso y delicado, porque se puede malinterpretar maliciosamente lo que se diga hoy en este artículo.
Todos hemos sido alguna vez capataces de nuestra hermandad o cofradía, en la vida o en alguno de nuestros sueños. Cierto es, que el saber, poder y gobernar a una cuadrilla de “locos” del costal, es más difícil de lo que nos podamos imaginar. Y más aún hoy en día.
Y digo esto porque antes los costaleros no solían saber tanto o más que los capataces, como sucede hoy en día, por la falta de valores y de respeto hacia las personas que tiene nuestra sociedad. Por eso antes era más fácil poder barajar a una cuadrilla de personas que trabajan bajo el yugo de la trabajadera pasando buenos y malos ratos, con sentimientos encontrados y dispersos, como cada uno de los costaleros que van debajo de una parihuela o paso.
Y para ello, las juntas de gobierno ponen su confianza en unos hombres, que vestidos de terno negro y con sus cabellos engominados, tienen la difícil misión de mandar y saber conjuntar a una cuadrilla de locos del costal, cada uno de su padre y madre, para que se conjunten y sean en perfecta armonía, una bella sinfonía entre la música, el movimiento y la belleza del momento y lugar.
No sólo es eso, desde saber colocar a cada uno en su sitio, no solo por ser amigo o no del capataz, sino su altura y lo más importante saber cuál es su fuerza y resistencia para tantas horas de esfuerzo físico bajo un paso con lo que conlleva. Hoy en día se miran muchos más aspectos que hace unos treinta años cuando aún estaban los costaleros profesionales y empezaban los hermanos costaleros.
Años 60 Rafael Sáez Gallegos junto a faeneros de las Penas de Santiago |
Se me vienen a la cabeza capataces de los cuales se aprendía alguna cosa nueva como los tristemente desaparecidos D. Ignacio Torronteras, D. Rafael Sáez, D. Rafael Muñoz, D. Rafael Olmo y tantos otros. Otros ya retirados como D. Andrés Roig, D. Patricio Carmona, D. Rafael Bracero, D. Rafael Castelló, D. Ángel Carrasco más un largo etcétera. O actuales D. Javier Romero, D. Lorenzo de Juan, D. Juan Carlos Vidal, D. Javier Juárez, D. Federico Jiménez, D. Fernando Chiachio, D. Francisco Barrera, D. Juan Manuel Cabello, D. David Arce, D. Juan Rodríguez, D. Rafael Giraldo, D. Félix Pelayo, D. Luis Miguel Carrión “Curro”, D. Carlos Herencia, D. Javier Pérez, D. Jesús Ortigosa, D. Horacio de la Rosa, D. Miguel Gallardo, D. Rafael Muñoz “hijo”, D. José Luis Ochoa, D. Rafael Soto, D. Carlos Lara, D. Ángel-María Varo, D. Juan José Maqueda, D. Enrique Garrido, D. Manuel Murillo, D. Juan Berrocal, D. Francisco Aguayo, D. José Fernández, D. Antonio Jesús Ortega, D. Francisco Ávalos, D. Antonio Cuenca, D. Vicente Mengual, D. Francisco Muñoz, D. Andrés Luna, D. Rafael Casado y alguno más que no recuerdo su nombre y desde aquí pido disculpas, todos tienen que realizar un trabajo con sus cuadrillas que no deja de ser impresionante a la vez que duro y gratificante.
Humildad y Paciencia en 1983, mandado por Ignacio Torronteras |
Es un artículo para reconocer el trabajo de cada uno de los capataces que hubo, que hay y que habrá. Porque todos tienen sus aspectos positivos y negativos. Nos gustarán las formas y maneras de unos más que de otros. Pero lo que si es cierto que es un mundo impresionante, en el cual yo aprendo cada día cuando veo alguno de ellos mandar sus pasos.
Sin nada más me despido de ustedes en el año del Señor, cuando sólo restan 64 días para la llegada del Domingo de Ramos y se abra la puerta de San Lorenzo.
Pachi
Recordatorio En mi Huerto de los olivos