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jueves, 6 de marzo de 2014

Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro de la Hermandad del Valle en su Devoto Besamanos según Miguel Ángel Badía Álvarez


Extraordinario reportaje de nuestro colaborador Miguel Ángel Badía Álvarez (Cámara Cofrade) del Devoto Besamanos celebrado en honor del Nuestro Padre Jesús con la Cruz al hombro, Titular de la Pontificia, Real y Primitiva Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, Nuestra Señora del Valle y Santa Mujer Verónica de Sevilla, conocida comúnmente como Hermandad del Valle.

Es ésta una imagen de candelero, para vestir, de 1,76 metros de altura, realizada en madera de cedro y policromada; obra sevillana anónima de la segunda mitad del siglo XVII.



La imagen muestra a un Cristo que procesiona caminando erguido con la cruz a cuestas cargada sobre el hombro izquierdo, abrazada y sostenida con la mano de ese mismo lado. Aparece ligeramente girado hacia la derecha, extendiendo el otro brazo hacia adelante, algo inclinado hacia abajo y con la mano abierta en serena actitud reconfortante.

Dicha actitud responde a la composición general del paso de misterio que representa el momento histórico en el que Cristo calma y conforta a varias mujeres en su camino hacia el Calvario, destacando entre ellas a la Verónica, a quien extiende su mano y que le enjuga su rostro con un paño donde queda impresa su cara, según se narra en los textos canónicos y apócrifos en la sexta estación del Vía Crucis.


Según algunos estudiosos del tema, se aprecian diferencias entre algunos elementos propios del período protobarroco (o manierismo) del primer tercio de siglo y otros, como su abundante cabellera, más cercanos a la obra roldanesca. Se sabe, por fotografías antiguas, que la imagen de este Cristo tuvo anteriormente un gran mechón retorcido de cabello en el lado derecho, luego eliminado. Probablemente esta mezcla de estilos se deba a una restauración realizada en la imagen en la segunda mitad de ese mismo siglo XVII.

Las figuras de la Verónica y las otras mujeres que forman el paso de misterio fueron realizadas por Andrea Rossi, en 1815 la primera, y por Petroni en 1805 las otras; siendo probablemente suya también la de María Magdalena.


La Hermandad surge como resultado de la fusión de dos Cofradías: la de la Santa Faz y Nuestra Señora de la Encarnación, por un lado; y la de la Coronación de Espinas, por otro.

A la primera de ellas se la cree instituida en el convento del Valle como Hermandad de luz en el año 1450, tomando carácter de penitencial en 1553, y siendo aprobadas sus Reglas cinco años más tarde, en las que se establece la procesión en el Jueves Santo.


En 1545 Hernán Gutiérrez deja en testamento una reliquia de la Santa Espina de Cristo para su veneración, más o menos al tiempo en que se instituye la Cofradía de la Coronación de Espinas en la iglesia de San Martín, aprobándose sus primeras Reglas en 1553, pasando a residir en el convento de Montesión a partir de 1566. En dichas reglas se fijaba la estación de penitencia en el Viernes Santo, debiendo practicar los hermanos disciplina esa noche, vestidos con túnica de presilla, cordón franciscano y capirote.

A partir de un tiempo después los cofrades de la Coronación pasarían su sede al hospital de las Bubas, aunque no duró mucho ya que, al realizarse la reducción de hospitales en 1587 por decreto del arzobispo hispalense Rodrigo de Castro Osorio, hubo de volver a cambiar de sitio, pasando ahora al monasterio del Valle, fusionándose allí con la de la Santa Faz, en una unión que sería aprobada por el Provisor en el año 1590.


Desde entonces la Cofradía comenzó a procesionar con tres pasos en su estación de penitencia, formada por un cortejo en el que figuraba primero la manguilla, a continuación los dos estandartes, y luego el paso de la Coronación. Tras él iba el Senatus, la cruz del Sudario, una representación de la Comunidad, y el paso de la Verónica. Finalmente le seguía el Simpecado, la cruz parroquial y el paso de la Virgen.

En el año 1623, a raíz del decreto de reducción de cofradías ordenado por el arzobispo Pedro de Castro y Quiñones, se fusionó con la de la Exaltacion de la Cruz y con la de las Virtudes. En 1687 se contrata con el escultor Agustín de Perea la realización de la imagen del Cristo de la Coronación de Espinas, y algo más tarde, en 1690, el dorado y cuatro ángeles para el paso de la Coronación. Años después, entre 1730 y 1735 se completa el Misterio con el encargo de unas figuras secundarias de judíos al también escultor Jerónimo Roldán.


En 1768 son reformadas sus Reglas y se aprueba la procesión en la tarde del Jueves Santo, portando los nazarenos una túnica morada con soga.

Durante la invasión francesa se clausura el convento del Valle y la Hermandad se traslada a San Román; luego se mudaría a la iglesia de los Menores, para volver finalmente de nuevo al Valle. En los primeros años del siglo XIX la Hermandad adquiere un notable esplendor. En esos años se contrata con Juan B. Patroni el grupo de «Santas Mujeres de la calle de la Amargura», y se comienza a sacar el palio adquirido de la Cofradía de la Antigua.


En 1829 la Cofradía cambia de nuevo su sede a la iglesia de San Andrés, donde pasó por una etapa de decaimiento que la tuvo durante cuarenta y seis años sin realizar estación de penitencia. Al clausurarse la parroquia en 1869 la Hermandad vuelve de nuevo a San Román, y de ahí otra vez a San Andrés, para pasar en 1892 a la del Santo Ángel.

En 1909 la imagen de la Virgen del Valle casi queda carbonizada en un incendio fortuito., siendo restaurada por José Ordóñez, que le hace un nuevo juego de manos y por el pintor Gonzalo Bilbao.


La Hermandad de El Valle, que cuenta con un valioso ajuar y juego de insignias procesionales, procesiona con tres pasos presididos por sus imágenes titulares; el del Cristo de la Coronación de Espinas, seguido por el de Nuestro Padre Jesús con la Cruz al hombro y, finalmente y cerrando el cortejo, el paso de palio de la Virgen del Valle.


El paso de la Coronación de Espinas representa a Cristo con el rostro abatido y la mirada baja; sentado, con clámide, maniatado y con una caña en las manos a modo de cetro. Se integra en una escena pasionista que muestra a cuatro sayones colocados dos a los lados y los otros dos delante; los primeros le colocan con violencia la corona de espinas sobre la cabeza, otro le viste de clámide y el último inclinado se mofa y le increpa. 


Estas cuatro figuras son obra de Joaquín Bilbao de 1912, restauradas por José Rivera García en 1967. El Misterio procesiona en una original canastilla estrenada en 1918 que, realizada en madera tallada y dorada, combina motivos vegetales y rocallas según diseño de Gonzalo Bilbao, hermano de Joaquín. Se caracteriza por los espejitos dispuestos en los huecos de la talla y las clásicas cartelas en el centro de cada flanco. Conocido como el paso "de los espejitos", éstos fueron suprimidos en 1967, volviéndose a colocar a partir de 1975.


El paso de Jesús con la Cruz al hombro es de diseño neobarroco, también realizado en madera tallada y dorada. Estrenado en la Semana Santa de 1980, muestra cartelas ovaladas en sus costados y en sus esquinas, reaprovechadas de antiguos pasos de esta misma cofradía. En 1963 fue dorado de nuevo por Manuel Peralta, y estofados y policromados los releves de las cartelas por José Rivera García, completándose el conjunto con el estreno de los cuatro faroles de esquina de metal dorado. La rica túnica del Cristo es obra de Teresa del Castillo de 1881.


El paso de palio de la Virgen es de tipo "cajón". Conserva las bambalinas bordadas en hojilla de plata y motivos vegetales adquiridas en 1805 a la extinguida "Cofradía de la Antigua y Siete Dolores". Siguiendo dicho modelo, en 1808 se estrenó el techo del palio que muestra una valiosa iconografía centrada por una gran aurelola circular con rayos ondulantes, lisos y estrellados, en cuyo interior se representa al Espíritu Santo en forma de paloma. Se completa con dieciséis cabezas de querubíes alados realizados en marfil por Miguel Alonso en 1951, año en que todo ello fue pasado a nuevo terciopelo por Guillermo Carrasquilla. El manto de la Virgen es obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda de 1920, realizado a juego con las bambalinas y techo, pasado a nuevo terciopelo en 1983 por el mismo Carrasquilla.


En la actualidad y desde el año 1970, la sede habitual de esta hermandad reside en la iglesia de la Anunciación, situada en la céntrica calle Laraña. En 1990 la Hermandad celebró el cuarto Centenario desde su fusión.

Realiza su salida procesional haciendo estación de penitencia desde su sede habitual hasta la Santa Iglesia Catedral en la tarde-noche del Jueves Santo de la Semana Santa sevillana.








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