La aparición de Nuestra Señora en Fátima a principios del siglo XX supuso
uno de los acontecimientos más relevantes en el seno de la Iglesia Católica.
Las apariciones, los tres secretos, sor Lucía… En las siguientes líneas abordaremos
la historia que conmemoramos cada 13 de mayo y que ha dado lugar a numerosa
literatura, dogmática y peregrinaciones que han desembocado en hermandades como
la radicada en Córdoba.
Las apariciones
En
preparación para las apariciones de Nuestra Señora, un ángel quien se
identificó como el Ángel de Portugal, le habló en primer lugar a los niños
diciéndoles: "No teman. Yo soy el ángel de la Paz. Recen conmigo".
Luego el se
arrodilló, doblándose hasta tocar el suelo con su frente y rezó: "Dios
mío, yo creo, yo adoro y yo te amo!, te pido perdón por aquellos que no creen,
no adoran, no confían y no te aman!" El dijo esta oración tres veces.
Cuando se paró, le dijo a los niños "Recen así. Los corazones de Jesús y
María están atento a la voz de sus suplicaciones" El dejó los niños
quienes empezaron a decir esta oración frecuentemente.
En la
Portugal rural del 1917 no es inusual el ver a los niños llevando a sus rebaños
a pastorear. Esto es lo que los niños de la familia Marto y Santos, todos
primos, hacían en estos días. Casi siempre eran Lucía Santos, Francisco Marto y
su hermana Jacinta, los que con gusto tomaban esta responsabilidad agradecidos
por el chance de estar al aire libre y de jugar mientras las ovejas pastoreaban
en silencio. Ellos llevaban a pequeños grupos de ovejas a pastorear en parcelas
pertenecientes a sus padres en diferentes partes de la sierra, el altiplano en
el que se encontraba el pueblito de Fátima (donde la Iglesia parroquial se
encontraba) y Aljustrel (donde vivían los niños). Dos miradores favoritos eran
las colinas que miraban a Aljustrel, cerca de un campo llamado Loca do Cabeco
(Lugar de la Cabeza) y la Cova da Iria (Enseñada de Irene) a un distancia de
Fátima. En estos lugares ocurrieron las apariciones que cambiarían el curso de
la vida de estos niños y de la historia del siglo 20.
Casi 8 meses
pasaron desde la última aparición del Ángel. Lucía, Francisco y Jacinta
continuaron a obrar lo que el ángel les había enseñado, orando y ofreciendo
sacrificios al Señor. Lucía tenía ahora 10 años, Francisco nueve en Junio y
Jacinta acababa de cumplir siete en marzo cuando el 13 de mayo de 1917,
decidieron de llevar sus ovejas en unas colinas que pertenecían al padre de
Lucía conocidas como Cova da Iria, o Ensenada de Irene. Fue ahí, solo con una
excepción, donde la Santísima Virgen bajo el nombre de Nuestra Señora del
Rosario se les apareció en seis ocasiones en 1917, y una novena vez en 1920
(sólo a Lucía).
Tan
importante como el lugar y el momento era la situación a nivel mundial. En esos
momentos la Primera Guerra Mundial hacía estragos en Europa, conduciendo a la
humanidad a la forma más salvaje de guerra vista hasta el día de hoy.
Los Secretos
de Fátima
Dos de los tres secretos revelados por la hermana Lucía en 1942 son:
"Ustedes han visto el infierno donde van las almas de los pobres
pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el mundo devoción a mi
Inmaculado Corazón."
"La Primera Guerra mundial terminara pronto. Sin embargo, si la
humanidad no deja de ofender a Dios, otra guerra peor surgirá en el Reino del
Papa Pío XI. Cuando ustedes vean una noche iluminada por una luz desconocida,
sepan que éste es el gran signo que Dios les da, porque el va a castigar el
mundo por sus crímenes a través de las guerras, el hambre, la persecución de la
Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto, Yo vendré a pedir la consagración
de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los Primeros
Sábados.
El texto íntegro del tercero de los secretos: "Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su
Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima Madre
vuestra y mía.
"Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado
izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de
fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a
incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra
Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la
tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia,
Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo semejante a como se
ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a un Obispo vestido de
Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. También a
otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada,
en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de
alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una
gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante,
apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que
encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a
los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon
varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras
otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas
seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos
brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal
en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella
las almas que se acercaban a Dios".
Entrevista con Sor Lucía
La revista mensual católica portuguesa «Christus» editada en Lisboa por el
grupo editorial «Semanario», publicó en el número correspondiente al 3 de marzo
98, la primera entrevista que ha concedido en su vida la hermana Lucía, única
superviviente de los tres niños videntes a quienes se apareció la Virgen en
Fátima en 1917. Sor Lucía cumplirá 91 años el próximo 28 de marzo. Ella se
encuentra, en el convento de las madres Carmelitas de Coimbra, desde hace casi
medio siglo y ha dialogado con los cardenales Antony Padiyara de la India y
Ricardo Vidal, de las Islas Filipinas.
En la entrevista que concedió la religiosa portuguesa no podía faltar una
alusión explícita a Rusia, su consagración a Dios y su conversión. Sor Lucía no
ocultó un dato curioso. Cuando la Santísima Virgen les pidió a los tres
pastorcitos rezar por esta intención, ni ella sabía lo que era Rusia: «Nosotros
pensábamos que era una mujer muy mala». Con el paso del tiempo, Sor Lucía
llegaría a conocer en toda su crudeza la dramática historia de este pueblo.
Ella misma ha sobrevivido al comunismo y ha podido presenciar la disolución del
bloque soviético. ¿No podría interpretarse este hecho como un signo de la
conversión de Rusia? A este respecto, Sor Lucía hizo referencia a aquel hombre
en Rusia que «sin saberlo fue un instrumento de Dios para la conversión». ¿Gorbachov?
Sí.
Muchas personas asocian la aparición de la Virgen en Fátima con el enigma
del tercer secreto. A la pregunta de si el secreto tenía que ver con el
Concilio Vaticano, la religiosa se limitó a responder: «No puedo contestar». Y
el tercer secreto, ¿no estará en el Apocalipsis? Sor Lucía aclaró: «Nuestra
Señora no dijo que estuviera en el Apocalipsis». Pero si ella no quiere dar a
conocer el tercer secreto de Fátima, ¿no podría hacerlo el Papa? La hermana se
permitió responder con toda sencillez que el Papa puede revelarlo si quiere,
«pero yo le aconsejo que no lo revele. Si él decide hacerlo, le aconsejo que tenga
mucha prudencia».
No se resistieron a preguntarle si continúa teniendo apariciones de Nuestra
Señora. A lo que respondió: «Qué curiosos... No puedo decirlo».
La Virgen también habló del infierno, un tema que antes obsesionaba y ahora
brilla por su ausencia. Sin embargo, las palabras de Sor Lucía fueron claras:
«El infierno es una realidad. Es un fuego sobrenatural y no físico, y no puede
ser comparado al fuego que arde, de madera o de carbón».
Asimismo ofreció un consejo a los sacerdotes acerca de este tema: «Continúen
predicando sobre el infierno porque Nuestro Señor mismo habló del infierno y
está en las Sagradas Escrituras. Dios no condena a nadie al infierno. Dios dio
a los hombres la libertad de escoger, y Dios respeta esa libertad humana».
Sor Lucía reconoce que «el ateísmo es todavía el mayor instrumento utilizado
por el demonio en nuestros días, porque es un grave pecado contra Dios, que
niega su propia existencia dando paso a la práctica de toda una variedad de actos
diabólicos como el aborto».
«Como terminó el comunismo, ahora sigue el materialismo. Antes las personas
no podían comprar nada. El materialismo es muy malo...Las personas deberían
desear más las cosas de Dios y no querer antes las cosas materiales».
Los cardenales le preguntaron si ella querría ofrecer alguna idea particular
para concluir, algún mensaje para este mundo confuso de hoy. A lo que respondió
sin dudar: «Quien no está con el Papa no está con Dios; y quien quiera estar
con Dios tiene que estar con el Papa».
La Hermandad
La denominación del barrio es tomada de la finca o terrenos de huertas donde
se levantó el mismo. El sentimiento hacia dicha advocación mariana nace con la
constitución de la parroquia en 1973 y con anterioridad a la organización de la
hermandad. Existen datos de un proyecto de hermandad que desde 1977 sacaba a la
Virgen alrededor de la capilla que existía. A comienzos de 1981 se formuló el proyecto
de la actual con el título de Virgen de Fátima.
En 1981 quedaron redactados los estatutos. Siendo aprobados el 25 de febrero
de 1981. Han ostentado el cargo de Hermanos Mayores: Don Juan Valera, Don
Rafael Díaz Mancheño, Don Antonio Tejera Piña, Don Antonio Rodrigo Romero, Don
Luis Prieto Torres, Don José Manuel Rivera Misas y Don José Antonio Rivas
Pacheco, reelegido en junio de 2007.
En el año 2007 la hermandad decide sustituir la imagen de su Titular
realizada en escayola por una nueva talla realizada en madera por Antonio José
Irraiz. Esta nueva imagen es bendecida el día 6 de octubre del citado año
en una ceremonia presidida por el obispo Juan José Asenjo Pelegrina.
Además de los cultos en honor de la Titular, se realiza anualmente en el
puente de la Inmaculada una peregrinación al Santuario de Fátima en Portugal.
Allí además de asistir a la Eucaristía Internacional se realiza el rezo
del Santo Rosario en la Capilla de las Apariciones, una Eucaristía celebrada en
la Capilla de Ntra. Sra. de los Dolores y el rezo del Santo Vía Crucis cuyas
estaciones están situadas en parte del camino que recorrían los pequeños
pastores Lucia, Francisco y Jacinta con las ovejas desde sus casas hasta la
Cova de Iría (lugar de las apariciones). Al finalizar el rezo se realizan
oraciones finales en la Capilla dedicada a San Esteban.