La imagen de Jesús con la Cruz al
Hombro, uno de las titulares de la Hermandad del Valle de Sevilla, ha sido
depositada en la sede del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH),
agencia pública empresarial de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de
la Junta de Andalucía. Obra atribuida a un seguidor de Martínez Montañés, se
sitúa cronológicamente en el primer tercio del siglo XVII, pues por sus
características está vinculada al periodo artístico donde triunfa el realismo
proto-barroco.
La primera referencia documental
que se tiene es de 1687, a través de la donación de una tunicela para el Nazareno
que se recoge en el testamento de Toribio Martínez de Huerta. Este dato hace
suponer que años antes la imagen ya había sido encargada a un escultor, con
toda seguridad discípulo o colaborador muy próximo de Martínez Montañés por la
morfología y estilística de la obra.
En documentos que se conservan en
el archivo de la Hermandad se cita la existencia de la imagen entre los años
1735 y 1754, donde consta que se le pagó a un escultor anónimo por retocar en “
el pelo y corona del Señor de la Cruz a Cuesta ocho reales de vellón”.
Podría tratarse de la primera
intervención que se realiza en la escultura, que dio a la imagen el aspecto
estético que tiene en la actualidad. En los años 1878 y 1879, hay constancia de
intervenciones realizadas por el escultor Emilio Pizarro y Cruz, mencionadas en
documentos de la Hermandad y en informaciones publicadas en el periódico El
Porvenir. Las últimas intervenciones fueron de 1941 y 2002, esta última de
Gutiérrez Carrasquilla.
Las fisuras detectadas en el
soporte son el principal problema de conservación, con origen la mayoría en la separación parcial de la unión de
algunas de las piezas. Otras, menos numerosas y localizadas en la espalda, son
las denominadas fendas de la madera, en sentido longitudinal y ocasionadas por
el secado de la madera. También se determinó en el estudio técnico-científico
realizado en abril problemas en los brazos y desgastes y pérdidas de volumen
por el roce de la cruz, además de apreciarse zonas que posibles pérdidas de
soporte. En cuanto a la policromía, se han identificado pérdidas de pequeñas
dimensiones y acumulación de suciedad superficial, concentradas principalmente
en las zonas de la imagen que quedan a la vista.
Paralelamente al proceso de
restauración, se desarrollará la investigación histórica, encaminada
principalmente a conocer la autoría de la imagen a través de comparaciones
morfológicas y estilísticas con otras imágenes de la época, para obtener una
mayor puesta en valor de la escultura.