La comunicación en las cofradías hoy en día es vital. Las formas antiguas en las que vivían las hermandades, con un tablón de anuncios en la casa hermandad o un boletín trimestral, han pasado a la historia. La sociedad ha cambiado y la manera en la que se consumen las informaciones es ya en tiempo real. El miedo a que un medio de comunicación suelte una información antes que uno oficial sólo demuestra el déficit existente en este asunto en el seno de la mayoría de las hermandades de Sevilla.
Lo ocurrido estos días con la polémica del cobro de sillas en la Plaza de España para el pontifical de la Macarena no ha hecho sino sacar a relucir las deficiencias en esta materia de las cofradías. El asunto se presentó a los hermanos con la mejor de las intenciones pero sin explicar nada más que cobrarían cinco euros por invitación para acceder al recinto el próximo 31 de mayo.
Los medios no hicieron más que recoger aquello de lo que la hermandad informó y la polémica vino sola. El problema llegó cuando esa bola se dejó crecer conforme pasaron los días –tres para ser exactos–, dimitió un miembro de la junta –que además se vanaglorió de ello en las redes sociales– y tuvo que ser el arzobispo quien frenó la crisis. Luego vino el comunicado –¿cuántos habremos leído en los últimos meses?– para explicar lo que debería haberse hecho tres días antes, en el momento en el que empezó la polémica.
Otra cosa curiosa ocurre cuando en ningún comunicado aclaratorio se admiten errores propios. Ha pasado esta vez con la Macarena, pero también pasó el año pasado con los Panaderos o Montesión y este año con la Esperanza de Triana o el Cerro.
No todas las hermandades son igualmente mediáticas pero, en su mayoría, cualquier información que surja de ellas es de interés público, ya que existe una gran demanda. El asunto no es baladí, ya que en muchas ocasiones se critica el papel de la prensa al exponer al público las carencias, problemas o defectos que existen en muchos casos. Sin embargo, los medios de comunicación no están para contar sólo la cara amable, deben informar sobre todo lo que sea de interés público ya que también son un mecanismo de alerta social.
Como en cualquier ámbito, las cofradías no están ajenas a las polémicas. Por ello, se hace necesario que cada hermandad y, por qué no decirlo, el propio Consejo de Cofradías, se preocupe por cuidar la imagen de cara al exterior. Dado que sus hermanos prefieren conocer lo que ocurre por los medios oficiales, deben establecer engranajes de control de la información que pasan por profesionalizar sus recursos y solventar ipso facto cualquier polémica que surja. El problema de las sillas en Macarena fue que no se supo contar...
Recordatorio La Firma Invitada en Gente de Paz