Entre las imágenes curiosas que podemos encontrar en el
archivo de ABC aparece esta fotografía del Cristo de la Buena Muerte de los
Estudiantes en la caseta del Círculo de Labradores en la Feria del Prado. Uno
podría preguntarse qué hacía un crucificado en la Feria, e incluso hoy en día habría
quien se llevara las manos a la cabeza.
El año 1965 estuvo cargado de instantáneas inéditas, que se
han quedado guardadas para la Historia, con motivo de las Misiones Generales
que se celebraron hace 49 años. En el caso de esta fotografía, la historia
comienza a principios de la década de los cincuenta del siglo pasado. Entonces,
la joven hermandad de los Estudiantes tenía su sede canónica en la iglesia de
la Anunciación y en la antigua Fábrica de Tabacos estaba las Cigarreras.
En 1950, la Universidad de Sevilla decidió trasladarse desde
la calle Laraña a la Fábrica de Tabacos y, con ello, la hermandad acordó
también trasladarse con ella el 7 de febrero de aquel año, llevando al Señor en
hombros al año siguiente para presidir la inauguración del Rectorado.
No obstante, el traslado definitivo de la hermandad a su
nueva sede no se produjo hasta 1966, ya que estaba condicionado a la marcha de
las Cigarreras de allí y a que debían hacerse obras de ampliación de la capilla
del Rectorado.
Por ello, como experiencia previa al traslado definitivo, el
Cristo de la Buena Muerte participó en las Misiones Generales de 1965,
trasladándose a la caseta permanente que el Real Círculo de Labradores tenía
montada durante todo el año en la Feria, que por entonces estaba en el Prado de
San Sebastián. Allí se celebraron cultos y la gente acudió a postrarse ante
impresionante crucificado de Juan de Mesa.
Se dio la circunstancia que durante las Misiones de 1965, el
Cristo de las Misericordias de Santa Cruz también estuvo en el Círculo de
Labradores, en esta ocasión en las instalaciones que tiene en el barrio de Los
Remedios.
Aquella experiencia del Cristo de la Buena Muerte en el Real
de la Feria sirvió para que la hermandad celebrara actos en la antigua Fábrica
de Tabacos, dada su cercanía, que fueron el preludio del traslado definitivo de
la corporación desde la iglesia de la Anunciación al Rectorado, donde permanece
hoy en día.