Dicen que el Papa es un buen pagador
y, una vez más, lo ha vuelto a demostrar. Le debía al periodista Henrique
Cymerman su inestimable ayuda para montar el encuentro de oración entre Simon
Peres y Mahmud Abbas en el Vaticano, y le devolvió el favor con creces. Con la
primera entrevista que concede a una televisión española -Cuatro- y con
declaraciones sobre todo lo divino y lo humano: desde la eventual independencia
de Cataluña, hasta los fundamentalismos, su propia seguridad, su
"revolución" eclesial o su posible renuncia al solio pontificio.
En un despacho sencillo, ante una
mesa de escritorio despojada, el periodista va planteando al Papa las diversas
cuestiones. Se nota que hay química entre ambos. Son como dos amigos hablando
de cosas serias.
En un ambiente distendido, con
preguntas cortas, Cymerman plantea el tema de la eventual independencia de
Cataluña o los grandes problemas sociales y espirituales. Como el diálogo
interreligioso, que el Papa quiere buscar "sin renunciar a la propia identidad".
O la persecución religiosa contra los cristianos, de la que Francisco dice que
"es más fuerte que la de los primeros siglos de la Iglesia". Y, como
es lógico, Francisco denuncia la violencia en nombre de Dios
También abordan la pobreza y la
desigualdad. Y el Papa explica su ya célebre teoría del descarte
En cuanto a lo personal, el Papa
confirma que no quiere obsesionarse con su seguridad, que sabe que le puede
"pasar algo", pero que también sabe que está "en manos de
Dios". Por eso, no quiere el 'papamóvil', porque no puede "abrazar a
un pueblo y decirle que le quiero dentro de una lata de sardinas". Y, como
siempre, con un toque de sensatez y de humor exclama: "A mi edad, seamos
realistas, hay poco que perder".
Confirma también que seguramente
seguirá el ejemplo de Benedicto XVI y presentará su renuncia, cuando Dios
quiera, al tiempo que sueña con ser un Papa con entrañas de párroco, un Papa
revolucionario "desde las raíces", que confiesa su pasión futbolera
("espero poder ver algún partido"). Y concluye avanzando un epitafio
que lo retrata: "'Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo'.
Con eso me conformo".
Una entrevista para enmarcar. De
un periodista sencillo y un Papa que no parece Papa, que normaliza el papado,
sin ínfulas de Papa-Rey. Un Papa con sentido común, con sencillez, con
capacidad pedagógica, con sentido del humor. Un Papa natural, al que da gusto
escuchar, porque transmite bondad y autenticidad. Y no le duelen prendas a la
hora de denunciar los atropellos del sistema contra los pobres, la "carne
de Cristo". Por eso le llaman ya el Papa Bautista, porque, como Juan
Bautista, señala con el dedo a los explotadores.
Vale la pena escucharla íntegra.
Por lo que dic y por cómo lo dice.