Las autoridades académicas de la Universidad Complutense de Madrid han consumado su ataque a la libertad de todos. A la libertad de los estudiantes y de sus familias. A la de los ciudadanos que pagamos con nuestros impuestos su sueldo y el mantenimiento de las universidades públicas. A la libertad de todos los cristianos.
Se llama Luis Enrique Otero y es el artífice de un ataque con escasos precedentes a los derechos de los alumnos: lanzó una cruzada contra los estudiantes católicos y les ha impuesto el destierro.
Movido únicamente por prejuicios de tinte ideológico y notablemente sectarios (su última obra publicada se titula La Universidad nacionalcatólica. La reacción antimoderna), el decano Otero llevaba años persiguiendo un objetivo: borrar la presencia religiosa (en este caso, católica) de la universidad.
Y lo acaba de lograr (en parte) en lo que al parecer considera su cortijo laicista, en la Facultad de Geografía e Historia:
Asaltó la capilla de la que disponían los estudiantes desde los años 40, cambió su cerradura y puso vigilancia a sus puertas.
La clausuró al mismo tiempo que, a través de los medios, ofreció un lugar de culto al islam.
El mismo día en que las autoridades académicas de la Complutense asaltaban la capilla de Geografía e Historia, el rector Carrillo anunció su intención de otorgar a Pablo Iglesias el título de profesor honorario.
Según testigos presenciales, personal del equipo del decano amenazó a profesores y alumnos con represalias si defendían la capilla.
Presionó a los responsables de la pastoral universitaria, y a través de ellos a la archidiócesis, sabedor de que los católicos no tienen por norma desobedecer a la autoridad, en este caso académica, porque su misión es servir a los estudiantes.
Mintió diciendo que la Facultad tiene problemas de espacio, cuando en realidad su pésima gestión la está vaciando y él dispone de un despacho de 70 metros cuadrados (¡me encantaría que mi piso alcanzara esas dimensiones!) .
Y amparándose en la autoridad de su cargo, desterró la presencia cristiana en la Facultad enviando a los católicos a un lugar pequeño, inadecuado y sobre todo escondido, muy escondido, para intentar que nunca, nadie más vuelva a tener noticia de Dios en la Universidad.
Dice el decano Otero que sólo los estudiantes pueden pedir su dimisión.
Se parapeta tras ese pobre argumento para excluirnos a todos: a los padres y familiares de los estudiantes, que tienen que ver directamente con la universidad... y a los ciudadanos, que la pagan y le ingresan un sustancioso sueldo todos los meses.
El rector Carrillo tiene elecciones dentro de unos meses. Y el decano Otero está nervioso.
No está claro que uno y otro puedan repetir. ¿Es este otro de los motivos por los que han desterrado a los cristianos?
La lucha de los estudiantes durante toda la semana pasada ha servido para que siga habiendo capilla en la Facultad del señor Otero. Una capilla pequeña y mal situada.
El decano ha impuesto su decisión sin diálogo, sin escuchar a los estudiantes, sin respetar su libertad y sus derechos. Les ha impuesto el destierro, ha borrado su presencia en el núcleo de la Facultad.
Por todo ello, te ruego que consideres exigir que se vaya. Es una medida de salud democrática.
Lo que necesitamos son personas que favorezcan la convivencia entre quienes crean y opinen de manera distinta, y no fabricantes de muros con alambradas ideológicas que dividen, separan y marginan.
El contaminado ambiente político y social de nuestro país no admite un solo totalitario más.
Por eso, dile con respeto y firmeza que ha llegado la hora de que abandone su despacho de 70 metros cuadrados y deje paso a personas más respetuosas con la libertad de todos:
http://www.hazteoir.org/alerta/62070-otero-dimision
En la confianza de que nuestra tenacidad terminará dando frutos, te envío mi gratitud por haber leído hasta aquí y por considerar sumarte a esta campaña.
Escrito por Miguel Vidal y todo el equipo de MasLibres
Recordatorio Ataque a la libertad religiosa en la Complutense
