Jajaja..., disculpen que empiece esta semana riéndome, pero no es para menos la situación. Hace pocos días, me encontré con una noticia por lo menos, sorprendente y graciosa, que me hizo soltar una gran carcajada en medio de mi aula vacía, pues ya, mis alumnos, estaban disfrutando de sus vacaciones.
La noticia en cuestión era que en la red social del Hermano Mayor electo en una hermandad de algún punto de nuestra geografía andaluza, pero con un gran peso histórico-artístico, había recibido hasta seis solicitudes de amistad de personas que el día de salida podrían lucir traje y corbata negra, al conocerse la noticia que ese puesto se quedaba libre.
Podemos verlo desde dos perspectivas bien distintas, la verdad. Por un lado, desde el afán de protagonismo de aquellas personas que, a cara descubierta, guían a los que sobre su cuerpo portan a Jesús; y por otro lado, podemos pensar que, esa Hermandad en cuestión, tiene mucha devoción y que muchas personas estarían dispuestas a sacrificar cualquier otra por hablarle, mirándole a la cara a María Santísima por las calles de la localidad. Todo un honor para la cofradía.
Cualquiera de las dos posturas sería válida, ¿no creen? Sin embargo, me resulta extraño que haya tantas personas dispuestas a ocupar tan privilegiado lugar en la cofradía y el hecho de querer ser amigo en la red social no deja de ser curioso y gracioso.
Podemos pensar que lo hacen a cara descubierta, pero no creo que sea la mejor forma ya que, bajo mi punto de vista, se ve demasiado el plumero a todas aquellas personas que por algún motivo u otro, desean salir en todas las fotos y figurar en la lista de aquellos que poseen una cuadrilla.
Con todo esto me voy dando cuenta, bueno, voy ratificando que las personas, se venden al mejor postor. ¿Qué tendrá el llamador de un paso que siempre está tan solicitado?
Raquel Medina