Hará días desde que salió la noticia de que en el verano de 2015 habrá una Magna Mariana en nuestra ciudad de Córdoba, pero los cofrades ya estamos con ganas de que llegue el día, sea cual sea, finalmente. Esperemos que sea otra jornada para el recuerdo porque lo mejor es que no solo participarán Vírgenes de la capital, sino que toda la provincia será protagonista secundario de un día que estoy seguro también quedará grabado con letras de oro en la historia de la ciudad y digo protagonista secundario porque ese día solo habrá una protagonista principal, y será María.
Y es que una Magna Mariana es mucho más que una gran procesión de imágenes de la Virgen María, es un reconocimiento a nuestra Gran Madre y el recordatorio de que somos seguidores de Cristo y que nuestra religión no sería posible sin Él, por supuesto, pero si no hubiera sido por la Gracia de Dios que eligió a María para que fuera la madre del Salvador, hoy no estaríamos leyendo estas líneas. Ella merece todos los reconocimientos posibles, como cualquier madre. Porque al reconocerla a Ella debemos reconocer y agradecer también a nuestras madres, porque sin ellas nada sería posible. Nos trajeron a este mundo con dolor y nada más que por eso tenemos la obligación de darles todo nuestro amor.
Como hacía Nuestro Señor con su Bendita Madre. Ellas, sufren por nosotros y por todos, porque saben lo que cuesta traer una vida al mundo como para ver como para ver a una persona sufrir. Aunque sufren por todos aquellos que lo pasan mal, cuando peor lo pasan es cuando ven sufrir a los suyos. Y si ver sufrir a una madre por ti es duro, más duro es ver como una madre sufre por su propia madre. Es en esos casos cuando más cristianos debemos ser y darles todo lo que tenemos para que no sufran. Porque después de que lo sufrieron físicamente por traernos aquí, ellas no se merecen sufrir por nada.
La Virgen María nos demostró que por muy mal que lo esté pasando nuestro hijo o nuestra madre o cualquier persona que nos importe, siempre hay que estar con esa persona. Así que desde este texto quiero reconocer a las madres por el amor que procesan a sus seres queridos. Para mí la Virgen María es el sentimiento más grande que hay en este mundo, hecha persona: María es el Amor.
Alberto Rider Cros
Fuente Fotográfica Alberto Rider
Fuente Fotográfica Esther Cayuelas
Fuente Fotográfica Esther Cayuelas