¿Cuántas veces hemos pasado por malos momentos? Definitivamente más de una, muchas, pero seguramente muy pocas veces hemos sido capaces de utilizar dichas experiencias a nuestro favor, o ni tan siquiera lo hemos intentado.
¿Cómo se explica que personas con problemas logren sobreponerse y encontrar siempre el lado positivo a cada circunstancia? Los especialistas lo denominan resiliencia. No es otra cosa que la capacidad de sobreponerse y salir fortalecido de traumas fuertes, situaciones que nos llevan al límite de las fuerzas y salir airosos tras largos periodos de dolor.
El Diccionario de la Real Academia Española la define en el ámbito de la psicología como la "Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas". Se trata de la habilidad de recobrar la fuerza, el ánimo, el buen humor o cualquier otro aspecto rápidamente.
En criterio de quienes han estudiado esta capacidad que desarrolla el ser humano, quienes la interiorizan no se llenan de amargura sino que avanzan confiados por encima de los obstáculos; incluso, hay quienes afirman que ellos ven retos y oportunidades en lo que miles de individuos consideran problemas sin solución.
Aunque algunas personas se dejan afectar menos que otras, considero que todo el mundo es capaz de ser flexible si están lo suficientemente motivados para progresar en la vida, en lugar de darse por vencido cuando las cosas van mal.
Heráclito dijo hace más de veinte siglos “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” y en el caso de la resiliencia ocurre lo mismo. Después de una dificultad, nunca se vuelve al mismo punto de origen. Por eso, cada inconveniente o cambio nos influyen y todos ellos tienen la capacidad de transformarnos.
A veces las dificultades llegan en el momento más inoportuno, aunque tampoco se sabe cuál es el momento oportuno; el reto es entender la dificultad como una invitación a dar lo mejor de nosotros mismos. La ausencia total de dolor y sufrimiento o de obstáculos en nuestras vidas, muy probablemente nos convertiría en personas arrogantes, con poca capacidad de empatía y compasión por los demás, porque es a través del conflicto como la mayoría de las personas entiende este tipo de emociones tanto en sí mismos como en los demás.
Para los cristianos la capacidad de sobreponernos a las dificultades y asumir una actitud optimista debe estar fundamentada en la fe y en la voluntad de Dios, en el camino de Dios.
Pero la fe no es suficiente, porque “la fe sin obras es estéril”. Necesitamos practicar nuestra fe. Cuando se nos alienta a hacer algo bueno o nos vemos tentados a hacer algo malo; cuando nuestros pensamientos, palabras y acciones son desafiados a cumplir con lo que es correcto, esas son las oportunidades que tenemos para seguir la voluntad de Dios. Él sabe que estamos buscando por todas partes. Encontrar su voluntad es realmente importante para los que amamos al Señor y queremos vivir nuestras vidas de acuerdo al proyecto de Cristo, porque Dios está siempre con nosotros, a través de los caminos torcidos y los rectos, los éxitos y los fracasos.
La mayoría de las personas queremos que por medio de un poder sobrenatural todo nos salga bien, pero se nos olvida que para ello se necesita tener una verdadera relación personal con Dios. Claro está que nosotros deseamos y anhelamos que todo sea como pretendemos, pero a veces las cosas no se van a dar como queremos, sino como el Señor dispone.
¿Es difícil descubrir la voluntad de Dios? Si tenemos un corazón atento sabremos leer sus mensajes. Si los comprendemos de modo adecuado, estaremos listos para la siguiente etapa, la que rezamos en el Padrenuestro: "hágase tu voluntad". Es decir, estaremos dispuestos a aceptar todo lo que Dios nos pida.
En lugar de darnos por vencidos, intentaremos vivir la vida de diferente manera. No somos tan frágiles como para no poder afrontar las situaciones adversas de nuestra vida. Por eso, la resiliencia implica una capacidad muy necesaria para adaptarse al cambio. El cambio puede ser una gran cosa y una excelente oportunidad para el crecimiento personal. Mientras uno se adapta a los cambios, avanza en la vida.
Se puede transitar por la existencia más liviano sabiendo que existe la posibilidad de superar, incluso, hasta el evento más doloroso. Más allá de las circunstancias traumáticas a las que podemos llegar a estar expuestos por el solo hecho de ser mortales, cada día el mundo nos expone sin red a situaciones poco deseables. Pero, en unas y otras, hombres y mujeres, en la medida de sus deseos y posibilidades, tienen la oportunidad de recomponerse y andar de nuevo.
Mª del Carmen Hinojo Rojas
Recordatorio El Candil: De la integridad