Es el tiempo del año más hipócrita. En estas fechas ser cofrade y devoto del Señor de Córdoba me da asco. Y no por Él que nos mira y acabará juzgando a vivos y muertos, sino por ver como los cofrades y el resto de los católicos nos damos golpes de pecho y nos ponemos sentimentales con la miseria de los demás sin ver la nuestra propia que es peor porque no es económica, sino espiritual. Los que no tienen pa' comer no tienen ni en enero, febrero, marzo, abril... Y, para colmo, ahora en diciembre les compramos un par de kilos de arroz y creemos que con eso tenemos bula papal pa' ir al cielo.
La Navidad nos pone tiernos y recogemos pa' los demás y no nos cuesta un duro. Comparado con altares de cultos y procesiones vergüenza debería darnos. Pero de eso no tenemos ni gota y despilfarramos el dinero en procesiones que cada vez hay más y más y más. Luego viene la pandilla del coletas a ponernos finos porque tenemos menos luces que un martillo enterrado en paja. Si cualquiera que lea el periódico sin saber de esto se cree que las páginas de cofradías son un recordatorio de cumpleaños. Aquí se celebran más aniversarios que en un restaurante. Y hay más cultos que hermandades y, si por lo menos, la audiencia fuera buena. Por poner un ejemplo vayan a los cultos de la Hermandad del Buen Suceso, si cuentan mas de 20 personas es porque regalan algo.
Los cofrades somos así. En el fondo nos la sopla todo con tal de conseguir lo que queremos. Menos Navidad y más Carnaval que, por más que se critiquen las fechas, aquí más de uno se sabe mejor las coplas de muchas chirigotas que el título completo de su cofradía.
Juan Antonio Martínez Aragón