Blas Jesús Muñoz. En el día de ayer salía publicado un artículo de Luis Miranda en ABC que abordaba el cambio de horarios en la jornada del Miércoles Santo. Cambio que ha propiciado o puede propiciar que, en día laborable, para celebrarlo las hermandades de esa jornada (a excepción de la Misericordia) salgan a la calle en plena sobremesa. La excusa la Catedral, aunque bien pudiera creer algún malpensado (esto no es cosecha de L.M.) que más bien se deba a la incapacidad manifiesta de algún diputado mayor de gobierno para llevar a su cofradía al ritmo que debe ir.
La llegada a la Catedral de las cofradías trae a la memoria el tremendo cambio en la fisionomía penitencial de la Hermandad del Calvario. Así, a mediados de los 2000 la corporación de San Lorenzo efectuaba su salida en torno a las 19:00 horas y, cuando salió eventualmente de San Pablo, lo hizo a las 20:45 horas , mientras que -desde 2014 y bajo el mandato de Rafael T. Guerra- lo hace a las 15:30 horas. La noche y el día nunca mejor dicho.
¿A qué obedece este cambio? Más allá del argumentario que se pueda esgrimir quedan en la memoria las pocas o nulas posibilidades que dejaba la cofradía de Pasión en su trayecto por el primer templo de la diócesis. Durante el mandato de Juan B. Villalba (hermano del Calvario) en la Agrupación de Cofradías, la corporación de San Basilio no quiso en momento alguno barajar otra posibilidad que no fuera salir de la Catedral, coincidiendo con la llegada del Calvario al templo, por Santa Catalina en dirección Judería. Esto suponía ni más ni menos que, al no salir en dirección sur, ambas corporaciones se solapaban prácticamente en torno a la Puerta del Perdón. Y, aun con el nuevo horario, la cofradía sufrió este año un parón interesante a su llegada al Triunfo.
El relevo en la presidencia de la Agrupación con la avenida de Francisco Gómez Sanmiguel (hermano de Pasión y miembro que lo fuera de la junta de gobierno) coincidió con un cambio sustancial en los horarios del Calvario. Curioso, ¿verdad?