En Córdoba a 13 de enero
El amigo de Epi
Estimado Sr. Presidente:
Nunca antes como ahora hubiera cabido la posibilidad de asistir públicamente a la chanza pública y descarada a costa de uno en un medio, más o menos público como lo es una red social, y por parte de un dirigente cofrade. La firma de este enfoque hace alusión directa a lo que les digo. Así me denomina el Presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba, Paco Gómez Sanmiguel (como reza en su cuenta de Facebook), a cuenta de un artículo en que se puntuaba a los cofrades cordobeses.
Nadie cuando saca buena nota o su equipo gana se queja, cuando se suspende o el susodicho club pierde, se buscan excusas o se insulta directamente. Porque poner un mote es insultar y lo que un servidor hizo en aquel artículo fue opinar. En ningún momento, ha habido por mi parte una sola alusión personal en cualquiera de mis artículos. Opino de actos, hechos, etc., desde un punto de vista subjetivo, pues es el mío propio, sin más ni menos valor que el de cualquiera.
De hecho, en ese enfoque, que tan mal debió sentarle a tenor de su reacción, suspendía a Gente de Paz por ésto, por no saber hacer ver que una cosa es la opinión, el valor que tiene, y otra son los afectos personales. Jamás se me ocurriría responder a ese señor con un calificativo que hiciera referencia a su nombre o a su parecido. Es más, creo que él se califica solo al responder de esa manera y quienes participaron en el juego de los comentarios al post, también.
El ¿dónde te has dejado a Epi? lo escuchaba en el cole, en la EGB a diario y era un juego gracioso entre niños, que llegó a ser cansino, pero que no me preocupó jamás porque los años lo fueron disipando con naturalidad adolescente.
Lo preocupante, en mi opinión, es que quien nos representa responda de esa forma a la crítica y ni siquiera diga esta boca es mía cuando se le pide una entrevista (en cuya solicitud firmé como Blas y lo mismo no supo quién era), o se negara a conceder otra hace unos meses, o acreditaciones a este medio amateur para el Vía Crucis Magno, tal y como confirmó un representante de la Agrupación a uno de nuestros redactores en los instantes previos a la presentación de un cartel.
Señor Presidente, al menos le ruego encarecidamente que me busque un apodo más ingenioso. Será más divertido, aunque seguiré pensando que un representante público debe responder y rebatir para enriquecer la perspectiva, no atacar por lo personal.
