Azul alborozo, rojo clamor que ora rogando diáfanas tonalidades al cielo. Policromado rosetón, entrañas de la piedra costumbrista.
Incipientes primaveras, sarmientos colmados de pureza, niños de blanco estreno. Alada intensidad en sus sonrisas, proclaman la venida de un Reino de Paz, donde Ángeles arrullan la más noble inocencia con gráciles cantares.
Solo los ojos del alma pueden contemplar, el emocionado encuentro de corazones latiendo y pequeñas palmas. Dedos de abuelo impregnados en agua de vida, dibujan cruces sobre las frentes, que guardan de la abuela un beso imperecedero. Oníricos fulgores se acrecientan en el tiempo, entrañable recuerdo, la Bendición del Nazareno en su Entrada Triunfal, unida a dos balcones de una casa, en el antiguo barrio del "Realejo".
Jose Antonio Guzman Perez
Recordatorio Calvario de iris: Paz