Suspira el querubín por los beneficios compartidos de un evento exitoso como casi todos los que organizan los cofrades. Una borrachera de dinero que dejaron las cañas, pero que a la hora del reparto cayeron a no más de cuatro billetes coloraos por cabeza o hermandad.
Traza el alado formas con las nubes como diseños de palios y túnicas que tanto le gustan. Y suspira por un reconocido artista cuyas obras son aparentes y aplaudidas... aunque para perfeccionar sus carencias haya tenido que acudir a una academia donde aprender a dibujar.
Suspira el Ángel mientras observa desde arriba una igualá en la que le ha parecido ver pidiendo sitio a un costalero que antes fue capataz del mismo paso del que antes fue dueño del martillo espinoso en que se ha convertido. ¿Sentirá nostalgia o ganas de tomarse la revancha?
Joaquín de Sierra i Fabra