En este penúltimo artículo antes del
Domingo de Ramos, me propongo reflexionar sobre un tema que atañe de lleno a mi
profesión, que como ustedes sabrán si me siguen, es la de maestro. Estamos
acostumbrados a hablar de Cofradías todo el tiempo, más aún ahora en cuaresma.
Bandas, ensayos, pregones y conciertos, todo ello apasionante para cualquier
cofrade, pero hoy me gustaría detenerme un poco en esta recta final que ya nos
permite intuir el primer bombo del tambor en tan sólo unos días. También de meditación
se trata la cuaresma.
Hace poco mantuve una conversación
con un buen amigo, que más que amigo es hermano, sobre cómo hablar acerca de
las Hermandades a los más pequeños. Mi recuerdo de la clase de Religión se basa
en colorear nazarenos en Primaria –con este amigo del que les hablo,
precisamente-, y en las etapas posteriores más bien lecturas de textos de la
Biblia y preguntas de comprensión lectora. Vamos, nada de nada. Ha sido en la
Universidad cuando se me despertó la luz racional de la Religión, con las
asignaturas para obtener la especialidad en Enseñanza Religiosa. Ahí es donde
he descubierto las razones que sustentan nuestra fe, he profundizado en mi
propia Religión y he conocido otras. La pregunta que viene a mi mente es obvia…
¿Por qué el resto de la población no
tiene acceso a estos conocimientos? Porque de la Catequesis de Primera Comunión
tampoco se acuerda uno de gran cosa, y pensemos cuántos de los que la realizan
posteriormente acuden a la Catequesis de Confirmación, donde sí se profundiza
en el Catolicismo. Ni los cristianos saben sobre su propia religión, es tan
triste como real. Realmente, la pregunta que abre este párrafo es tiernamente
inocente. La que habría que realizar es: ¿Por qué a los gobiernos –a todos- no
les interesa que el pueblo tenga una formación cultural-religiosa mínimamente
aceptable?
Ahí está el quid de la cuestión. Si
lo de nuestra Nación desde la Democracia es un verdadero desmadre en temas de
Educación, con Leyes Educativas que salen a la luz –algunas ni eso-, entran en
vigor, van al cajón de la basura, se derogan para volverse a manipular según el
partido político de turno, con la Enseñanza Religiosa Escolar (ERE en
adelante), ocurre algo incluso peor. Podría realizarles un breve recorrido
desde antes de 1970 hasta nuestros días, pero intuyo que podría llegar a
aburrir, y no es lo importante del tema. A grandes rasgos, vaivenes como
modalidad de la ERE no obligatoria, catequética y no catequética, con y sin carácter
curricular. Su alternativa, otro cachondeo: estudio asistido, Ética, ¡hasta no
existir alternativa y ser hora libre! Históricamente han sido una patata
caliente que nadie ha querido tener entre las manos, incluso un arma arrojadiza
utilizada contra el partido rival. Constantemente en entredicho, con peso
curricular inexistente, con facilidades para el docente especialista nulas, la
ERE ha sobrevivido como buenamente ha podido. De la reputación de las clases de
Religión, mejor ni hablamos. ¿Qué peso específico puede tener una asignatura
con treinta minutos semanales? ¿Qué puede hacer un profesional en ese tiempo?
Y, por ello, ¿cómo conciben a estos profesionales la comunidad educativa
incluidos algunos –que dicen ser- compañeros? No les puedo contar las cosas que
he visto con mis propios ojos en el colegio, porque la ética no me lo permite,
pero les aseguro que muchos se caerían de la silla. A otros les daría igual,
incluso alguno se reiría. Así de listos somos.
La conclusión es sencilla, a la
Administración en general no le interesa que la población esté formada en
Religión y Cultura. Por ello, permiten –cuando no, incitan- que la profesión de
Maestro de Religión quede en peor situación aún que la de Maestro a secas, y ya
es complicado. Por ello, a los políticos en general no parece importarles que
los ciudadanos de dentro de 5, 10, 20 o 30 años no tengan ni puñetera idea de
cuántas reminiscencias religiosas existe en nuestra propia cultura, la de
España. Por ello, tristemente, ningún gobierno nos quiere bajo su cobijo. No
quieren más cristianos, ni quieren ciudadanos que respeten al cristiano y su
razón de ser. Pretenden dar una visión histórico-cultural totalmente sesgada,
viendo a la Religión como un bicho raro o una casualidad más de los distintos períodos
históricos por los que ha ido transcurriendo nuestro ex País. Un entendimiento
parcial de todo lo que rodea a los alumnos en la actualidad, pudiendo pensar
que quien entra a una Iglesia está haciendo algo extraño, algo raro.
No obstante, los padres y madres
siguen inscribiendo por el momento a sus hijos en clase de Religión, hace poco
redactaba una noticia que atestiguaba que el 87% de padres y madres andaluces
lo solicitaba. Pero el poder de destrucción que tiene la Administración
Educativa es un gigante al lado de las demandas de los padres. Sin embargo,
resulta que por esto nadie protesta, a nadie parece preocuparle la calidad de
la educación integral que los
niños reciben en la escuela. Que almacenen (inútilmente, se lo digo yo) conocimientos
–sesgados, como dije- de Matemáticas, Ciencias Naturales y Sociales e Inglés. Muchos,
cuantos más mejor. Pero que no sepan quién es Jesús, qué es una Iglesia o qué valores
defiende el cristianismo. Eso no conviene. Mi pregunta es: ¿puede tener un
alumno un “pleno desarrollo de la personalidad humana” sin la ERE? Rotundamente
NO. Estaremos ofreciendo una educación incompleta, ineficaz y sesgada
interesadamente, y creando ciudadanos sin ningún tipo de conocimiento ni
respeto por el hecho religioso. Eso se llama adoctrinamiento, y es propio de
los regímenes dictatoriales. Peligroso, muy peligroso, basta de que nos pisen
en la escuela.
Por cierto, y puede no tener nada
que ver, o igual tiene todo que ver. Les dejo el Artículo 18 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos:
“Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y
colectivamente, tanto en público como en privado (*), por la enseñanza, la
práctica, el culto y la observancia.”
* Lo que está en
negrita me lo guardo para algún futuro artículo, espero no tener que sacarlo a
pasear muy a menudo.
Y el artículo 26, que también me apetece citarlo.
“Articulo 26
2. La educación tendrá por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los
grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de
las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.”
José Barea
Recordatorio Verde Esperanza: Traslados circenses