Blas Jesús Muñoz. Cada fotografía, cada gesto, cada nueva pose que vamos descubriendo la certeza de que, cuanto vienen afirmando diversas voces, es una realidad palmaria. La Semana Santa se perdió en algún momento. Quizá, no sepamos en cuál con exactitud, pero está claro que la deriva que se ha escogido no viene a engrandecer con grandes obras, ideales o personalidades dispuestas a marcar una época.
No serán figuras que pasen a la historia, ni los nazarenos que miran su móvil, ni los que aprovechan la coyuntura para meterse en bares, ni los que prestan sus capirotes a niñas, ni los que se sientan o se tumban a pie de calle. Y, sin embargo, sus hechos nos llevan a dejar unos anales nihilistas que son reflejo de cuanto está pasando en una sociedad más decadente que la de los antiguos imperios en su ocaso.
No pasa en Córdoba o en la Hermandad de la Paz (que nadie piense que personalizamos en una u otra cofradía), sino de aquí a Beijing, donde haya Semana Santa está sucediendo. Sin embargo, si hace unos días contemplábamos la escena de un cargo de la cofradía, cubierto, móvil en mano, ahora vemos que la escena no era residual sino generalizada y, lo peor, en el interior de la propia Catedral para dar más enjundia al asunto.
Las imágenes provienen de la Go Pro que se ha publicado en YouTube. Una edición para analizar en otro momento porque también da para mucho. Y en ellas se puede observar que, por encima de la estación de penitencia, del lugar donde uno se encuentre (por más que sea un templo sagrado y consagrado), por más que queramos vender que la salida procesional es un momento sublime con que hacer poemas en pregones (que no sean el de la Semana Santa, claro está)... Lo importante es, sobre todo y ante todo, estar atento al móvil no sea que te llamen del trabajo o para un trabajo el Miércoles Santo por la tarde.