Precisamente mañana comienza el mes más cordobés del año. El mes de la alegría. El mes de las flores. El mes de María... Porque María es alegría; es la más bella flor entre todas las flores.
Córdoba se rendirá a los pies de Aquella que conquista cada año nuestro corazón cordobés desde su santuario. Ese santuario entre flores que no son más bellas que la que se encuentra en su interior. Igualmente se rendirá ante la Morenita cordobesa. Esa Imagen chiquita que lleva la grandeza de ser la Madre del Salvador.
Esperará la ciudad con impaciencia el poder ver de cerca a María Auxiliadora. Esa flor salesiana que desprende alegría juvenil tanto en la calle como desde su camarín, que parece el cielo mismo.
Durante su entrada muchos otros cordobeses estarán rezando el rosario por arena blancas a sones de flautas y tamboriles a una Blanca Paloma. A Aquella que huele a romero y retama. A pino y a encina. A rescoldos de candelas bajo las estrellas. A amapola y lirios. A campiña y río. A sierra y a mar. A Aquella que es consuelo y alegría del peregrino. A Aquella que se le aclama bajo repiques alegres de campanas o repiques de palmas. A Aquella que se le espera para rezarle una salve o unas sencillas sevillanas.
Y es que Córdoba es mariana. No lo puede dudar. Y con la explosión de alegría de este mes tan cordobés, lo volverá a demostrar.
Raquel Medina