Ha llegado
mayo, el mes de María. Y con su venida muchas de nuestras Hermandades se juegan
el cuadre de unas cuentas en las que, salvo rara avis, pocas andan desahogadas
y muchas menos sobradas. Ya nos gustaría que la realidad fuera otra bien distinta
pero, tristemente, lo que toca es lo que toca. Así que para los integrantes
comprometidos con el día a día de su Cofradía –toda vez que los capillitas que
aparecen por Cuaresma han desaparecido tras hacer la Estación de Penitencia
hasta el año que viene… y eso con suerte- las Cruces de mayo se han convertido
en la cruz que los cofrades cordobeses deben tomar y seguir para mantener y
promover, con la mayor dignidad posible, el culto hacia sus Sagrados Titulares
así como para realizar la labor social correspondiente que a toda Hermandad se
le presume.
Así pues aquí
sigue la ciudad viviendo de las Hermandades: ¡A cuerpo de rey! En marzo o abril
su Semana Santa y en mayo sus cruces y su feria. Y es que a las Cofradía ya
solamente les falta organizar la Cabalgata de Reyes Magos (cosa que no me cabe
duda que harían infinitamente mejor que la Federación de Peñas, visto el
nivelazo). Y todo a cambio de una miseria de subvención anual que no da para
casi nada. ¡Qué barato nos sale tener fiestas en la ciudad y llenarlas de
turistas, amigos inquilinos de ese horrible edificio de Capitulares! En esta
coyuntura digo yo que, aunque fuera por vergüenza torera, no estaría de más que
al menos los vigilantes del orden y la ley pusieran bastante más de su parte
por dignificar la fiesta de las Cruces de mayo… porque manda narices que aquí
el botellón y las guarrerías que muchos impresentables hacen en nuestras calles
(niñatos y no tan niñatos) solamente las vean los que trabajan en las propias
Cruces. Y eso que este año algunos amigos del Resucitado me dicen que han visto
a la policía intervenir, en algún momento puntual, para disolver algunos
botellones.
¡Qué chollo de
ciudad para gobernar! ¡Cuánto se les da hecho a nuestros respectivos gobiernos
municipales! Díganme dónde se ha visto cosa igual, porque no me lo creo. Y lo
peor es que aún hay en este mundillo cofrade miembros de Juntas de Gobierno que
acuden a citas con representantes de partidos políticos (de cualquier signo) a
que les vendan una moto que no existe. No aprenderemos nunca…
Marcos Fernán Caballero