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viernes, 22 de mayo de 2015

En mi Huerto de los olivos: Humildad y Valores


Vivimos en una sociedad en la que ahora mismo impera sobre todo como soy, qué guapo, qué bien hago las cosas –las que a cada uno nos interesan, claro- y lo extrapolo para que lo vean en las redes sociales para que así tengan más extensión en su magnitud. Vivimos en el yo, porque yo, como yo.

Y claro cuando entras en las redes sociales y lees a tantos decir tantos pegos, a otros que no dicen nada más que verdades, a otros que se creen en el centro del mundo, a otros que expresan sus sentimientos de maneras varias con las que unas comparto y tras no, te dices o te preguntas, mejor dicho. ¿A qué jugamos? ¿Qué queremos ser hoy en día?

Es inevitable verse reflejado en alguno de los que tanto ponen cosas, que si yo he hecho, que sí yo he dicho, que si yo me merezco esto y tú no, que si yo, que si yo, que si yo…

Y leo a una amiga, con sus defectos y virtudes, como todos, que el que esté libre de pecado tire la primera piedra y empezar por uno mismo a valorar el siguiente relato de esta amiga mía. Comenta que salió de trabajar y se dirigía a su casa a descansar, cuando estando cerca de la misma, ve como caminan uno detrás del otro, a una señora mayor aparentemente bien vestida y a un muchacho de raza negra detrás de la señora. Un muchacho de raza negra de los que vemos casi todos los días pidiendo en algún semáforo o de los que venden artículos ambulantes que lo llevan en lo alto todos puestos a forma de souvenir.

Y es que se para en la puerta de su casa para entrar mi amiga, cuando observa que la señora mayor se para ante una papelera y empieza a rebuscar dentro de ella. La verdad que era de pararse a mirar por qué esa señora mayor lo hacía y qué es lo que buscaba. Pues en efecto así lo hizo el muchacho de raza negra y le pregunto que si buscaba o necesitaba algo. A lo que la señora le respondió que buscaba comida.

Cuál no sería la sorpresa de este hombre de color que sin dudarlo de su mochila saco su bocadillo, no sé si entero o medio, y se lo ofreció a la señora. Y se lo dio. Qué gran gesto de humanidad y valores. Adjetivos que creo que viendo a más de uno en su forma habitual de proceder por la vida le falta en cantidades industriales, y no quiero decir si nos metiésemos en el mundo cofrade.

En ese mundo cofrade que lo que importa es el que yo, que yo y que yo. Que sí que eres importante ya lo sabemos pero si lo fueses con más valores como la humildad, modestia, sin llamar a la atención seguramente te iría mejor de lo que te va.

Deberíamos de tomar buena nota de este hecho tan impresionante por parte de una persona que casi seguro tiene menos que nosotros y quien sabe lo que habrá tenido que dar y sufrir para poder llegar hasta aquí, para dar le su bocadillo a esa señora que rebuscaba en una papelera comida.

Gracias a mi amiga que me dio permiso para hablar de su relato que expuso en las redes sociales y a mí me emocionó e impresionó. Que tu Virgen del Rocío te bendiga a ti y los tuyos.


Pachi Giraldo



Pd.- Por cierto a los rocieros que poquito les falta para ver a su Reina de las Marismas andar por la arenas. Disfrútenla.

A los cordobeses disfruten de su Feria –con mesura y conocimiento- y de María Auxiliadora, y que Dios los bendiga a todos.


Fuente Fotográfica




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