Blas Jesús Muñoz. A nadie escapa que los procesos de restauración
suponen siempre un proceso, cuanto menos, delicado tanto a la hora de
afrontarlo una hermandad como el propio restaurador en sí.
El
caso de la primitiva cofradía de nazarenos del Silencio de Sevilla y
el reconocido restaurador Enrique Gutiérrez Carrasquilla es digno de
mención y de reconocimiento, una vez concluidas las labores de
conservación de la talla del Beato Juan de Prado, propiedad de la
corporación de San Antonio Abad.
Una imagen
que, si bien es de autoría anónima, diversos expertos la atribuyen al
entorno del imaginero Duque Cornejo, que habría recibido el encargo por
parte de los frailes del convento de San Diego de Alcalá como
celebración de su beatificación por el Papa Benedicto XIII el 24 de mayo
de 1728.
Los resultados de la labor
desempeñada por Gutiérrez Carrasquilla han sido expuestos por la
cofradía que dirige Ybarra tanto en redes sociales como por medio de la
exposición en la Casa de Hermandad este pasado viernes día 15.